Muy pronto se les olvidó a los mexicanos que el personal médico de la nación tuvo que elegir a quién salvarle la vida en la lucha contra el coronavirus, bueno, fueron y han sido tantos los contagios que mejor dicho: tuvieron que tomar la decisión de elegir por quién esforzarse y a quiénes dejar morir.
A 10 meses que se supo por primera vez sobre la existencia del coronavirus, parece que ha pasado lo peor. Por eso en el afán de sanar la golpeada economía, la apertura de bares, restaurantes, centros comerciales, gimnasios; pero lo más grave son las medidas de sanidad que los ciudadanos han olvidado.
Es realmente preocupante que en el afán de recuperar la vida social, el uso del cubrebocas, mascarillas, guantes, googles, gel antibacterial y túneles sanitizantes han ido desapareciendo a la vista.
Los nombres de las personas se convirtieron solamente en cifras, el gobierno encontró la justificación de un sistema de salud inoperante en el pasado, y las personas al parecer han olvidado a los fallecidos.
La vida sigue, parados en ese pensamiento y con la finalidad de abrir, incluso centros de recreación poco necesarios.
Tal es el caso de las playas en Tamaulipas, una entidad que presume ser el número en la generación de empleos pese a la contingencia por Covid-19; sin embargo, se está a punto de caer en un error gravísimo por la aparente acelerada decisión de abrir sus playas, aun y cuando ninguna de sus 43 ciudades viva del turismo. Qué decir, ni la zona costera vive de la riqueza que pudiera generarse de los paseantes en sus destinos de sol y playa.
En el sur de Tamaulipas, la playa de Miramar, que es uno de los tres principales destinos de sol, arena y mar visitados por tierra, representa más del 50 por ciento de la dinámica económica de Ciudad Madero, Tampico o Altamira, no es por nada, aún se está lejos de ser el corazón financiero de la región sur tamaulipeca que igual genera oportunidad de bienestar para las familias del norte de Veracruz y las huastecas de Hidalgo y San Luis Potosí.
En Europa, donde el Covid azotó antes que en México, el rebrote de contagios por el virus se dejó sentir luego de la apertura de playas, y en Tamaulipas después de jalones y estirones entre los gobernantes locales se anunció que será el próximo 14 de octubre cuando los bañistas puedan ingresar a Miramar con un máximo de 8 mil paseantes por día; esto bajo reserva mediante una aplicación cibernética. Nadie dice que la modalidad es ingeniosa, pero el tiempo de apertura parece prematuro.
La Secretaría de Turismo del Estado, aún está en tiempo de recapacitar, los empresarios de la industria turística también podrían tomar con más calma la situación, ellos pudieran ofrecer alguna dinámica especial para generar reservaciones incluso entre la misma población local, esos que están o estamos ansiosos por salir de casa y recuperar “el libre tránsito” que nos arrebató el virus de China, se está a tiempo de no cometer un grave error.
Este jueves la Dra. Bertha Salinas, recibirá del Gobierno Municipal de Tampico que preside Chucho Nader, la presea “Fray Andrés de Olmos”, la máxima distinción que se le otorga a un ciudadano por su gran aportación a la sociedad; ella podría darles claridad en el tema, ella más que nadie tiene conocimiento de cuánto gasta una familia por tener internado a su familiar positivo de Covid-19, ella como nadie en Tamaulipas conoce el dineral que dejan en los hospitales los familiares de los pacientes portadores del virus, ella más que nadie sabe que la situación no está para andar de paseo en la playa.
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