El imperio centralista de México, protegido por uno de los “Dioses” más poderosos de la política nacional, Andrés Manuel, bendijo en noviembre pasado al “gladiador” Víctor Tello, con la entrega del Premio Nacional al Mérito Deportivo; convirtiéndolo en un nuevo enemigo del cabecismo donde cancerbero -el monstruo de tres cabezas- resguarda celosamente el poder y control absoluto del reino de Tamaulipas, en el Golfo de México.
El guerrero venido de las tierras de Ciudad Madero, administradas por el jerarca Adrián Oseguera, pero también enemistado con este último; se dio la libertad de tallar con su espada la honra del Sistema de Salud Pública de México, y puso en tela de juicio la información de los tres niveles de gobierno en un tuit que publicó la tarde noche del jueves.
“La vida tiene muchas opciones, no tiene que escoger siempre la que parece mejor, sino la que te haga feliz. 18,173 casos #Covid_19 #Tamaulipas, bien manipulada, hay personas en casa con oxígeno, servicios saturados. Buenas Noches!! #Tampico #Madero Te Adoptó un borrego»
Como si fuera un pergamino utilizado por nuestros antepasados, el único tamaulipeco distinguido con el Premio Nacional del Deporte, criticó los resultados en salud pública tanto del imperio centralista, como del reino Tamaulipas.
Lo que no sabe el “gladiador” o simplemente no ha querido darse cuenta, es que en las tierras hoy gobernadas por Oseguera Kernion, de la corriente morenista, ha venido ganando terreno y conquistando colonias con serenidad y firmeza, Carlos “el Niño Azul” Fernández Altamirano, comandante de la brigada del INDE (Instituto del Deporte Tamaulipas).
Carlos “el Niño Azul”, a sus 33 años y en medio de la pandemia por Coronavirus, está refrescando el panorama político con ideas para mejorar la calidad de vida de los maderenses; mientras que otros están lanzando piedras a los Dioses y tiran de patadas al pesebre.
El ejército Panista, en las tierras de Oseguera, recibió de parte de cancerbero, la misión de abastecer de lo necesario al joven combatiente y defensor del cabecismo para que lleve víveres, despensas, y demás ayuda al pueblo pobre y desamparado azotado por la pandemia. “El Niño azul”, ya convertido en líder político y militar, estaría significando un cambio generacional en el pequeño imperio maderense.
Entre los habitantes y líderes de templos deportivos, se dice que Carlos sabe escuchar, los auditores estatales advierten que sabe administrar, los más allegados a cancerbero, expresan que Fernández Altamirano, sabe entender y «hacer más con menos». Sus esclavos, gritan a los cuatro vientos que “el Niño azul”, trae muchas ganas de que a Ciudad Madero le vaya bien.
Aún faltan muchas lunas, como igual número de soles; muchas lluvias y tormentas como para saber si los mercaderes de la alta alcurnia con los que se ha reunido Carlos Fernández, estarán con él cuando tenga que entrar a la arena política electoral para honrar al cabecismo y recuperar las tierras presididas de Ciudad Madero.
Mientras tanto, cancerbero en breve, será visitado por el Dios centralista, y entonces el reino de Tamaulipas volverá a ser el centro del universo… al menos mientras el Dios del centralismo se aparezca por estas tierras.
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