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Los otros…

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A pesar de las más de 240 mil muertes y casi 3.5 millones de contagios por Covid-19 en todo el mundo, de que no hay eventos deportivos de  ningún tipo, y que los cárteles de la droga ahora se disfracen de Peter Pan. Allá a lo lejos se ve una luz como de hoguera que ilumina por momento. 

Desde principios del presente sexenio una densa y oscura nube de contradicciones y resentimientos políticos no permitió ver con claridad el crecimiento y desarrollo económico de México -si es que lo hubo-, y no, no se trata de tirar por tirar a la Cuarta Transformación que como los estados y municipios tienen relativa corresponsabilidad de construir un México fuerte y próspero para el bienestar de los ciudadanos.

Por  eso mismo desde hace ya más de 12 meses, el interés generalizado de la iniciativa privada como de los gobiernos estatales de revisar el convenio de coordinación fiscal que se encarga de fincar el cobro a contribuyentes y dispersar sus ingresos en cada estado del país; documento redactado desde hace ya 40 años, por cierto.

Como somnolientos seres sobre la tierra dispuestos a verse inundados por la torrencial lluvia de problemas, nadie en la federación había querido abrir los paraguas e instalar una mesa de diálogo y negociación para aminorar la tormenta económica, esto a pesar de los truenos, rayos y centellas que en cualquier momento podrían descargar en el centralismo federal. Así los gobiernos locales siguieron durante meses generando espantosos estruendos de declaraciones sin que pareciera que la federación reaccionara, incluso viéndose incapaz de sacar los machetes como en el rancho para cortar e impedir la lluvia de problemas que pudiera desatarse. SEGOB, ya había sido rebasada y su titular Olga Sánchez Cordero, se maneja en tiempo extra.

Pero de repente un temblor sacudió la tierra, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, lanzó una contrapropuesta: amagó con quedarse con todo el dinero y manejarlo a su disposición; ya tenía listos en la Cámara de Diputados a los de Morena y sus aliados para aprobar su iniciativa, no sacó los machetes para cortar la lluvia  a los gobernadores; utilizó todo su poderío, y parecía que el cielo se abría y esclarecía a su beneficio.

Los de Morena celebraban, mientras los más combatientes opositores se reunieron el 30 de abril en la ciudad de Tampico en Tamaulipas, entre ellos el mandatario tamaulipeco Francisco Javier García Cabeza de Vaca, acompañado de su grupo de gobernadores pero para sorpresa de muchos se replegó, insistieron tímidamente sí a una convención nacional hacendaria y ratificaron su compromiso y ganas de trabajar con López Obrador.

Ese mismo jueves, día del niño que se habían reunidos los gobernadores, uno, sino que el priísta más respetado y temido del país anunció que sus análisis dieron positivo a Covid-19, Miguel Ángel Osorio Chong, líder de los senadores del PRI, y máximo responsable de que muchos de los gobernadores de la actualidad estén sentados en la gran silla estatal, así como un mago interlocutor entre la izquierda y la derecha por coincidencias de la vida quedó inactivo y fuera de la jugada política nacional, sea cual sea el futuro inmediato de México a negociar el hidalguense Chino Chong, no “estaría contemplado”.

Ya con un grupo de gobernadores replegados hacia la pared, los senadores “desactivados” y las fracciones aliadas a su servicio, milagrosamente una luz de esperanza en el para bien de México rompió la densa y oscura nube que asecha a la nación desde el inicio de la Cuarta Transformación; entonces en la voz de su apática legislador Mario Delgado, la federación anunció a sus soldados que no habría periodo extraordinario, que el Dr. López- Gattel, recomendó no moverse pues se aproximaba la semana más complicada del Coronavirus.

Era el día del trabajo del 2020, esa luz como de hoguera daba la bienvenida al mes de mayo, y por fin México después de más de un año de apagado el peñanietismo, presentó  una apertura mínima en esa negra y espantosa nube permitiendo el paso de la  delgada línea de luz esperanzadora que lleve a una ruta de entendimiento entre los que gobiernan, mandan, obedecen y hacen la política mexicana; entre todos, entre los otros.

Recemos por un buen y mejor entendimiento entre el poder ejecutivo, legislativo y judicial, porque el señor se siente a negociar con los gobernadores para el bienestar y la gobernabilidad.

foto: internet

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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