por David Castellanos
La soberanía compartida entre México y Estados Unidos, va más allá del establecimiento, distribución y consumo de la energía eléctrica; sin olvidar la similitud en la personalidad de sus respectivos presidentes. Hoy más que nunca el petróleo y sus compromisos internacionales son un asunto compartido entre López y Trump, incluso el pacto es mayor que cuando se firmó la Reforma Energética.
Mucho se habló el fin de semana sobre la estoica postura de Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía del Gobierno de la República para con los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), cuando estos negociaban y pretendían que los mexicanos disminuyeran 400 mil barriles de petróleo diarios al igual que todas las naciones.
El punto de partida viene de entre los 1.75 y 1.8 millones de barriles diarios que vende México en el mercado internacional, eso claro que es debido a que nuestro país no produce más desde hace muchos años; si produjéramos más, obvio podríamos eventualmente vender más volumen; pero otra cosa distinta sería el precio que se controla internacionalmente a partir de la demanda y la producción de países mucho más capaces y eficientes que nosotros (unos 20 países por delante más o menos), esa es la situación.
Para que lo entendamos: haga de cuenta que en la vecindad hay un virus que afecta la economía de todas las familias, piden que aporten una cuota mayor, pero argumentas que solo puedes apostarle a 100 mil (aquí a la inversa, querían que dejaras de producir 400 mil y tú solo puedes dejar de explotar 100 mil barriles, no más); 400 mil era la tarifa pareja para el resto de la comunidad.
Te niegas, entonces se sobresaltan algunos, tú al final de cuentas aguantas un poco, hasta cierto punto eres un arrendatario, no eres propietario de la casa que habitas y esperas… estiras la cuerda negociadora, finalmente a los propietarios de las residencias se les acaba la paciencia contigo y lanzan un tremendo ultimátum: o te sumas a la aportación o te expulsan del fraccionamiento, además de que pudieran venirse problemas mayores pues hoy por hoy el mundo se mueve en base al oro negro; optas por hablar por teléfono con el vecino más rico, el más poderoso, el más gandalla; ese al que se le reconoce e identifica por invadir predios, acabar con hogares enteros sin importar haya familias allí adentro. Se sabe que a la hora que quiere ganar algo, lo hace por la buena o por la mala.
¿Se acuerda de la película El Padrino, cuando alguien iba y le pedía un favor quedaba empeñada su alma, su vida y hasta sus sueños pues ya no era dueño de nada?, ¡haga de cuenta!
Después del comercial amedrentador del Padrino… finalmente accedes. El vecino adinerado pondrá los 300 mil barriles diarios que te corresponden y tú aportas solamente los 100, el resto de los comunitarios poderosos adinerados, acceden; al fin es tu asunto muy personal con el abusivo vecino que no pueden correr tampoco del vecindario pues tiene hasta para comprar las casas de todos. Ahora le debes un favor que “se reembolsará en el futuro” -esas fueron las palabras que dijo el poderoso güero al que le debes el favor.
– ¿Y cómo vas a pagarle?
– ¿A cambio de qué?
– ¿Cuencas o extensión territorial?
– ¿Dinero? ¡Nombre!, eso le sobra al compita.
Ya no hay marcha atrás, el vecino al que llamaremos “Estados Unidos”, te va a ayudar amigo mexicano, y tu papá, jefe de familia al que identificaremos como “presidente”, está dispuesto a compensar el favor por tu bienestar.
Si lo traducimos en pesos -que no es el caso- tampoco será como pagarás. Estamos hablando que diariamente “el papá presidente del pueblo mexicano”, debe un favor que anda diariamente en los 6 millones de dólares al vecino güero de enfrente ¿durante cuánto tiempo? todo el 2020, 2021 y los primeros cuatro meses del 2022.
¡Ni hablar!, nadie puede negar que Rocío Nahle, trajo vueltos locos a los de la OPEP, que son los productores de poco menos del 50 por ciento del petróleo en el mundo, claro, nadie puede negar que con la 4T, no se juega como en el pasado; al fin la soberanía sigue intacta entre Estados Unidos y México, es más, casi casi somos como un mismo cuento compartido.