Por David Castellanos
El hombre, es el animal más salvaje y despiadado y no sólo extermina a sus similares venidos del mono según la teoría de Darwin, sino que ha reducido casi al límite al resto de las especies como el jaguar, el oso panda gigante y otra más; hoy que está encerrado en su propia jaula, por culpa de un virus que se expandió por todo le mundo, otros animales, decidieron circular por las calles de las grandes ciudades ante la falta de humanos que los pongan en peligro.
Hace un par de días se vio paseando por las playas de Miramar, en Argentina a un pingüino, y también a un carpincho, que es el roedor más grande del mundo, en las calles Necochea, en la provincia de Buenos Aires, una zona que usualmente está llena de gente por sus playas, actividades culturales y turismo multinacional.
A diferencia del hombre, algunos animales que han corrido con un poco más de suerte, son los patos silvestres que han sido vistos en las fuentes de Roma, peces diminutos en las aguas claras de Venecia, así como Jabalíes en las calles de Italia, ante la ausencia del gran depredador de cuatro extremidades y una lengua que puede ser más peligrosa que espada de dos filos.
En marzo, casi como en la película «El Planeta de los Simios», ante la falta de turistas por el COvid-19, a través de un video que se viralizó en las redes sociales, atestiguamos una estresante pelea por comida entre cientos de monos en Tailandia.
La pandemia por coronavirus, claro, desapareció momentáneamente al turismo que se aglutina al exterior del templo de Prang Sam Yod, como sucedió en todo el planeta tierra, incluso en los parques de Disneylandia y de nunca jamás, donde no había un día de descanso.
También del caudaloso río Panuco que desemboca en el Golfo de México, a la altura de Veracruz y Tamaulipas, salió una Nutria, el símbolo desaparecido del municipio de Tampico, una de las ciudades más importantes de México. Este “perro de agua”, resurgió en medio de la tragedia.
Pero contrario al resto de los animales que ahora andan en la calle, es el ser humano es el único de todas las especies que no debe salir de su jaula; la probabilidad de contagio es elevada, sus posibilidades de morir por coronavirus, son altas, sin embargo, no se resguarda, no se queda en casa y por más oportunidad de tener el uso de la razón, no razona y sigue infringiendo el exhorto de aislarse por su bien.
La necedad es tal, que el alcalde de Ciudad Madero, Adrián Oseguera Kernion, decidió arrestar y multar hasta con 3 mil 500 pesos a todo aquel ciudadano que se atreva ingresar a la Playa de Miramar, en la costa sur de Tamaulipas estado gobernado, por el panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien ya dijo que este mes de abril donará el 100 por ciento de su salario y compensación para los afectados por el Covid-19, y mientras se esté en contingencia el 50 por ciento del mismo con todo y compensación.
Hay que ser claros: los animales tienen derechos, otros también tienen obligaciones, y hay otros más que se pasan de irresponsables, exponiendo inconscientes, a toda su raza.