Opinión

Especular no cuesta nada

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Por David Castellanos
No habían pasado ni seis meses de que el país eligió al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador para presidente de México, cuando el PAN, alzó a Marko Cortés, como dirigente del Comité Ejecutivo Nacional. “Unir al partido en la dirección correcta”, habría sido la primera encomienda del nuevo jefe blanquiazul.

Al transcurrir del tiempo, tras el ungimiento de Marko Cortés Mendoza y pese a que en la actualidad los Calderón Zavala, andan en busca de crear su propio partido político, siguen existiendo representantes blanquiazules que evidencian la sobrevivencia de tres corrientes al interior de Acción Nacional, sin haber encontrado del todo la dirección correcta.

El de los viejos panistas como Santiago Creel, Diego Fernández, Vicente Fox, los Sahagún, y unos más no menos importantes; el segundo grupúsculo neo-panista, al que perteneció Rafael Moreno Valle, y tras su muerte el máximo referente de estos es el gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, precisamente el alumno más distinguido y avanzado del poblano fallecido; por último el clan menos representativo identificado con el ex presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, que esta comandado por Roberto Gil Zuarth, haciendo equipo con Eduardo Sojo, entre otros.

Han transcurrido los años y el PAN no termina de encontrar el camino que los lleve a recuperar fuerza frente a lo que fuera un movimiento, hoy ya todo un nuevo régimen gubernamental encabezado por el más popular de los políticos en México, me refiero claro, a Andrés Manuel López Obrador.

Por tanto el presunto fracaso de Marko Cortez como presidente del CEN del PAN, lo evidencian abajo los panistas de cepa al recalcar que nadie le hace caso, que ni con el respaldo de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, actual gobernador de Guanajuato podrá tener un final feliz en su periodo como dirigente nacional, por lo que es más que urgente hacer un cambio, y por eso desde Tamaulipas, creen que su gobernador va en busca de la dirigencia nacional, que por eso adelantó su cuarto informe de Gobierno para dejar todo listo y solicitar licencia al cargo según los estatutos del mismo Partido Acción Nacional.

Aunque apenas el fin de semana pasado durante su informe de gobierno, Cabeza de Vaca, dijo que no se separará, trascendió en junio o julio se convertirá en candidato a la presidencia nacional del PAN y luego de “ganarla”, en el 2021 los tiempos le darían para proponer el a los Diputados Federales y candidatos a gobernador. Una estrategia por demás arriesgada, pero suficiente para negociar con los de su mismo partido en cada entidad y así todos se la deberían a él.

De acurdo con el calendario político nacional, le alcanzaría el tiempo como superlíder panista para presentar una nueva renuncia e ir con todo en el proceso electoral del 2024, como candidato natural a la presidencia de la República por el Partido Acción Nacional. 

¿Pero qué pasaría con Tamaulipas? Pues Francisco Javier García Cabeza de Vaca, tiene la posibilidad de jugar algunas cartas en casa: con el actual Diputado local, Gerardo Peña (el hermano que nunca tuvo y que no ha ganado ninguna elección de mayoría);  Enrique Rivas Cuéllar, alcalde de Nuevo Laredo, un destacado panista tamaulipeco, sin embargo, no es de su rebaño, y por último el tampiqueño Chucho Nader, quien ha sido un prospecto gobernable con buena imagen a quien Cabeza de Vaca, podría encomendarle por un breve tiempo la silla gubernamental para luego ser entregada al Senador Ismael García Cabeza de Vaca, así “nadie podrá decir”, que Francisco el dejó la mesa servida a su hermano.

Pero… ¿qué pasa si es Gerardo? Pues el cabecismo tendría a Enrique Rivas peleando la sucesión frente a Ismael; ¿y si es Rivas Cuéllar? Pues ni Gerardo, ni Chucho significarían un problema de obediencia para dejarle la candidatura al pariente y actual Senador, aunque el neolaredense convertido en gobernador podría sacar una carta propia y aquí aparece el nombre de la actual alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz.

Lo que debe de resolver políticamente hablando el actual gobernador de Tamaulipas, no es nada fácil, es más, por la supremacía hasta podría agarrarle los dedos con el cajón al alcalde de Nuevo Laredo, Enrique Rivas a través de la cuenta pública, así ya sea Gerardo o  Chucho, son garantía de continuidad mediática.

Pero no me crea, aún faltan muchas lluvias y la única realidad tangible es que hubo una Reforma a la Constitución Política del Estado de Tamaulipas en la legislatura anterior que obliga a partir del 2020 a los gobernadores emitir su informe de actividades durante los primeros 15 días de marzo, esto con la intención de que el año que se informa sea de todo lo realizado en el inmediato anterior ejercicio fiscal, pues a como estaban las cosas, solo se notificaba al Congreso local, sobre la ejecución de los recursos por nueve meses, por tanto octubre, noviembre y diciembre se dejaban para después.

Ahora si los gobernadores van a informar completito un año con máximo dos meses y 15 días de haber cerrado el año fiscal; por lo demás, todas son especulaciones de panistas tamaulipecos que quieren ver en la más alta de las esferas a su líder moral. 

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