Ya con las manos llenas de sangre, seis meses después de que un comando armado de elite militar, atacó la caravana política del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, el entonces presidente de México, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, visitó el sur de esta entidad entonces gobernada por Eugenio Javier Hernández Flores, era el mes de diciembre de 2010 y juntos inauguraron el «Puente de la muerte”, bautizado así por los pobladores tamaulipecos avecinados al sur de Texas, Estados Unidos.
En medio de un impresionante operativo de seguridad, el
gobernador priísta Hernández Flores, pese al luto y dolor por la muerte de su
amigo y posible sucesor, tuvo que recibir al panista Felipe Calderón, el
presidente mexicano que la historia recordará por declararle la guerra sin ton
ni son a los cárteles de la droga, el mismo que nunca envió las tropas
federales para reforzar la seguridad de los tamaulipecos.
El ahora conocido como “Puente de la muerte”, exigió una
inversión de aproximadamente 170 millones de pesos, para una obra de la que se
responsabilizó en su ejecución a la compañía TUFESA, ligada al ex senador José
Julián Sacramento, el partidario blanquiazul que arrebató por negociaciones
político estatales la candidatura a gobernador de Tamaulipas al entonces
Diputado Local, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
Inaugurado en diciembre de 2010, el puente apenas
funcionó un par de semanas, comenzó a generar hundimientos y afectaciones en su
infraestructura, a lo largo de casi una década, cobró la vida de centenares de
personas fallecidas por accidentes automovilísticos, fue bautizado como “el
Puente de la muerte”, y construido causalmente durante el sexenio en el que
México perdió la paz que le caracterizaba.
A nueve años de su inauguración, el actual mandatario
tamaulipeco Francisco Javier García Cabeza de Vaca, logró la gestión de 250
millones de pesos para su reparación ante la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP), desde el 2016 que asumió el control del estado, el panista
Cabeza de Vaca, gestionó ante Enrique Peña Nieto, los recursos para rehabilitar
esta importante obra de infraestructura que conecta el Puerto de Altamira, en
el Golfo de México, con el centro del país; pero fue hasta la llegada de la
Cuarta Transformación, anhelada por millones de mexicanos, que García Cabeza de
Vaca, fue escuchado por la Federación.
Fue en agosto pasado del presente año 2019, que el
gobernador tamaulipeco, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y la
Secretaria de Finanzas del Gobierno de Tamaulipas, Lourdes Arteaga, se
reunieron con el Secretario de Hacienda, el Maestro Arturo Herrera, y el
titular de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas, Fernando
Arrechederra Mustre, para gestionar, y agilizar un trámite que inició la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), ante Hacienda para aplicar el
recurso del Fideicomiso para dicha obra, finalmente las gestiones del
mandatario dieron fruto pues el Puerto de Altamira, anunció este fin de semana
previo a la Navidad, la liberación de 250 millones de pesos para la reparación.
Sobre el Libramiento Altamira-Puerto Industrial,
entronque con carretera Tampico-Mante, la compañía ligada al ex senador José
Julián Sacramento, construyó con material de mala calidad el “Puente de la
muerte”, cientos de familias aquí se enteraron que sus seres queridos habían
muerto, y la asignación de dinero público federal, es un logro que se venía
persiguiendo desde hace varios años, la obra era un auténtico “elefante blanco
asesino”, por el eso el actual legislador de Tamaulipas, Miguel Gómez Orta,
aplaude la gestión de su gobernador García Cabeza de Vaca, pues a lo
largo de casi una década, esta obra se convirtió en el monumento más
grande a la corrupción… más que la misma estela de luz, pues aquella no cobró
vidas humanas.
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