El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, indudablemente debe estar muy contento con el gesto que tuvo con él y su Gobierno, la activista Rosario Ibarra de la Garza, mejor conocida como Rosario Ibarra de Piedra, luego de negarse a tener en su casa la presea “Belisario Domínguez”, hasta que la Cuarta Transformación, esclarezca y otorgue justicia a los cientos de miles de desaparecidos.
Desde hace muchos años nuestro país no vivía un momento de tanta congruencia y humanismo. Si la victoria electoral de quien fuera popularmente conocido en el mundo entero como “El Peje”, había significado en la historia nacional un momento de júbilo, la postura de doña Rosario Ibarra de Piedra, de dejar en custodia del presidente el galardón más importante que otorga la federación, es indiscutiblemente un hecho valorado y acertado desde cualquier punto de vista, por eso creo que el jefe del Ejecutivo Federal está más que contento, hasta cierto punto tranquilo y en paz.
Quien más que una verdadera amiga de López Obrador, para tener ese gesto tan valeroso, lleno de fe, confianza y de ciego respaldo con su pronunciamiento: “No quiero que mi lucha quede inconclusa, es por eso que dejo en tus manos la custodia de este preciado reconocimiento y te pido que me lo devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos hijos y familiares y con la certeza de que la justicia anhelada por fin llegará», dijo la galardonada a través de su hija Claudia Piedra Ibarra, quien emitió un breve pero emotivo discurso en la ceremonia.
Rosario Ibarra de Piedra, se convierte en la tercera mujer en “recibir” la medalla “Belisario Domínguez”, después de María Rosaura Zapata Cano, educadora promotora de la educación preescolar distinguida con el galardón en 1954, y de la bióloga, Julia Carabias Lillo, en 2017.
La activista y defensora de los derechos humanos, dejó al presidente, a su amigo Andrés Manuel López Obrador, toda la responsabilidad de que definitivamente se sepa el paradero de quienes han sido víctimas de la desaparición forzada, una responsabilidad que doña Rosario, no duda vaya a cumplir el Comandante Supremo de México, un hombre con años de lucha y en quien recae la esperanza de hacer justicia por todos los crímenes cometidos en gobiernos anteriores.
Que así sea señor presidente Andrés Manuel López Obrador, por el bien de su gobierno, el de México y todos los mexicanos.
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