Se cumplieron 107 años de uno de los naufragios más espeluznantes en la historia, tragedia que involucra al que fuera el mayor barco del mundo, me refiero al RMS Titanic, construido en el Siglo XX, que registró su hundimiento en su viaje inaugural en la madrugada del 15 de abril de 1912, murieron mil 514 personas de las 2 mil 223 que iban a bordo. La Catedral de Notre Dame, se incendió precisamente un 15 de abril.
No crea que tengo presente la fecha del hundimiento porque alguno de mis ascendientes haya estado involucrado, lo que pasa es que en el presente periodo vacacional de Semana Santa, el ingeniero Federico Juárez Andonaegui, me comentó que desde hace ya varios meses en el Hotel Lorencillo, ubicado en la Playa de Miramar, él y un grupo de amigos puso una galería permanente de casi medio centenar de barcos históricos de los Siglos XIX y XX; son modelos a escala, piezas que bien podrían estar en museos de primer mundo, pero que hoy están a disposición de los mexicanos para poder ser admirados.
También hay barcos y piezas de piratas, sin embargo, de las grandes embarcaciones que marcaron la historia de la humanidad, y que ahora están a escala en el Hotel Lorencillo llamando la atención de los turistas nacionales y extranjeros son el acorazado Potemkin, embarcación que dio inicio a la revolución bolchevique; también está el Bismarck, de la Marina de Guerra Alemana, utilizado durante la Segunda Guerra Mundial, y nombrado así en honor al canciller Otto Von Bismarck.
Otro de la IIGM, que forma parte de la colección privada a disposición del público en general, es el Yamato, claro, el favorito de la Armada Imperial Japonesa, durante aquellos años, una embarcación líder junto al que llamaban su buque gemelo, el Musashi.
En esta gigantesca colección cargada de infinidad de datos, que el historiador Federico Juárez, y sus amigos coleccionistas Juan Manuel Ibarra Gómez y Rafael Gómez López, también sobresalen submarinos alemanes Clase 19; y lanchas torpederas inglesas; de igual manera las ahora controversiales tres carabelas: La Niña, La Pinta y La Santa María; así como el barco pirata Lorencillo, embarcación que tiene un episodio especial en las costas de México y que da nombre al hotel en donde ahora se encuentra esta exposición permanente con modelos a escala 1:150, copia fiel de sus originales.
Por cierto dicen en Tabasco, que un gran hombre sembró vientos, por eso ahora cosecha tempestades.
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David ED Castellanos Terán