Opinión

¿Enserio es así #MeToo?

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“Para acabar con la honorabilidad
de un caballero, basta
con ponerla en duda”.

El estado de derecho e impartición de justicia son un rotundo fracaso, mientras el machismo es cada vez más fuerte y con mayor vigorosidad que nunca en la sociedad mexicana.

Debido a estos vacíos en la gobernanza nacional, surgen movimientos colectivos en busca de justicia a mano propia, de ejemplos podemos poner un sinfín de linchamientos que se dan en diferentes partes del país donde el acusado termina sin vida a manos de sus verdugos, el pueblo sabio

Hoy, estos subrayados vacíos de gobernanza hacen de cualquier espacio una plaza pública para el alimentar ese morbo tan impregnado en nuestro colectivo social; las redes sociales fungen algunas veces como el eco del linchamiento mañanero y otras más como guillotina donde se ejecuta a los “culpables”.

Fue en las redes sociales donde Armando Vega-Gil, anunciaba su muerte, aclarando que no culpaba a nadie, que era por decisión propia que se quitaba la vida y a las 23:45 del 31 de marzo, enviaba un audio a su amigo Víctor Salcido explicándole: aunque se supiera la verdad, ya me hicieron polvo, ya no tengo credibilidad.

A Vega Gil se le acusó de pederasta por parte de una cuenta de Twitter con el usuario @metoomusicamx, el colectivo Me Too, es un espacio de denuncias sobre acoso, hostigamiento y hasta abuso sexual donde las presuntas víctimas relatan su versión de los supuestos hechos, señalando y acusando de manera anónima.

Existe todo un debate en torno a la forma de operar de este colectivo, el argumento a favor es que el anonimato le da seguridad a la víctima, el argumento en contra es que las acusaciones son con base de dichos y no con pruebas que corroboren los testimonios.

La clave en esta discusión es que mientras no exista un estado de derecho que dé certeza jurídica tanto a la víctima como al acusado, los linchamientos en la plaza pública se seguirán dando.

Es importante señalar que justicia no es lo mismo que venganza sino más bien impunidad cero, donde los sujetos, sean hombres o mujeres, son conscientes de que sus actos tienen una consecuencia jurídica y tendrán que responder ante el estado por cada uno de ellos.

Justicia para todos, todos por igual México.  

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