Está bien claro que el presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene en el radar los temas más álgidos de la nación, incluso aunque se habla poco de los secuestros que se incrementaron de 127 casos reportados en diciembre del año pasado a 190 en enero de 2019, es un asunto de seguridad nacional que analizan y estudian los de la 4ta Transformación, con el fin de replantear una estrategia que les impida experimentar su primera y verdadera crisis de gobierno.
La lucha contra el huachicol, crear la Guardia Nacional, coadyuvar con los perseguidos políticos y la amnistía; así como la legalización de algunas drogas, sin olvidar su intención de encontrar a nuestros desaparecidos, y su frontal combate contra la corrupción; son quizá los puntos principales para el primer gobierno de izquierda en México.
Pero qué decir de la corrupción que parecía el deporte favorito de los últimos sexenios, aunque -me canso ganso- que más de uno en la actual administración federal saldrá con las mismas mañas, algunos comenzaron por lo menos “delicado”, no declarar todas sus propiedades, en fin. Lo que sí está bien clarito, es que el presidente López Obrador, viene con la espada desenvainada y pretende acabar con este mal de males que parece humedad y está presente en Petróleos Mexicanos (Pemex), con los gandallas de las guarderías o estancias infantiles; Comisión Federal de Electricidad (CFE); y en el episodio más reciente de la nueva historia política mexicana, en la Comisión Reguladora de Energía (CRE), sí, oficina naciente de la mamá de todas las reformas peñistas y la cual vendría a beneficiar en mucho la vida de los mexicanos, pero otra vez, aunque el presidente tenga muy buenas intenciones, si no encuentran el punto medio en la forma y el fondo de las cosas, además de la manera de frenarlas o impulsarlas, habrá resultados tan negativos que desalentarán a la sociedad productiva de México.
Mire, por ejemplo, por la suspensión de las Rondas 3.3. y 3.2, de acuerdo con información de la Secretaría de Energía, se esperaba lo siguiente para el estado de Tamaulipas.
Con la 3.3. ya se habían programado inversiones superiores a los 2 mil 300 millones de dólares; cerca de 23 mil empleos directos e indirectos con el sector energético se iban a generar en el corto plazo, pero no lo es todo, además empleos asociados en el sector alimenticio, minero, manufacturero, de la construcción, bienes raíces y transporte.
En lo relacionado a los recursos no convencionales, que incluye 9 bloques; la prospectiva de recursos de 1 mil 161 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
Por tanto, lo que dejó de llegar a Tamaulipas porque la 4T decidió postergar la Ronda 3.2, es lo siguiente: La inversión esperada era superior a los 3 mil 293 millones de dólares; casi 33 mil empleos se iban a generar; el proyecto estaba estimado a la explotación de 37 áreas terrestres convencionales, lo que en relación a los recursos prospectivos representaba, era en base a unos de 260 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
¿Está sentado?, por favor, agárrese… en total, (Ronda 3.3. + Ronda 3.2.), la inversión que dejó de llegar al difícil, pero nunca rendido estado de Tamaulipas, daba un total estimado en los 5 mil 593 millones de dólares; con la generación aproximada de unos 55 mil 930 empleos (+/-); ya en lo técnico o trabajo de campo, eran 46 áreas con recursos prospectivos de 1 mil 421 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
Esperemos que acabar con la corrupción, no sea como la absurda guerra de Felipe Calderón, mucho ruido y pocos resultados, pero lo peor de todo con incalculables víctimas por daño colateral, por ahora Tamaulipas y su sociedad, son los grandes afectados del daño indirecto por la lucha contra la señora corrupción.
Por cierto… hablando de congruencia y habiendo cancelado las pensiones de los expresidentes, ¿qué pasa con las pensiones de los ex ministros que siguen cobrando mes con mes su salario?
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Foto ilustrativa internet