@dect1608
Los cuentos de hadas, se cuentan fácil, pero a los que nos tocó vivir realidades difíciles, el final es el mismo, el amor triunfa, el amor trasciende, para los Padres no tan padres… el siguiente poema.
“Te extrañé tanto durante mi vida, que extrañarte no duele, no me pesa, crecí sin verte, pero ¡no sin anhelarte!
Tu historia me enseñó la diferencia entre extrañar y anhelar. Tu existencia me daba esperanza, tu positivismo hasta en la peor de las circunstancias, realmente me llenó el hueco de tu ausencia.
Nunca quise que vinieras a resolver mis problemas con una varita mágica, aunque otra parte de mí, creyó merecerlo. Cada festival, cada concurso, cada cumpleaños, cada navidad que no estuviste, me rompiste el corazón; pero luego un día de la nada, aparecías, y literalmente saltaba, como si no hubiera pasado nada. Así es mi amor por ti, con amnesia selectiva, y aún espero aparezcas en mis sueños.
Me encantaba escuchar historias de ti, para recrear tu imagen en mi memoria y creo que hasta desarrollé la habilidad de confundir mi cerebro y dibujé fotografías que no eran reales.
Ahora que de verdad no estás, que de verdad no aparecerás de la nada y mi teléfono no sonará con tu voz, intento hacer a un lado mi dolor humano y aferrarme a creer que por una razón que aún no entiendo, Dios así lo decidió; y yo, no pude hacer más por ti, por mí, por nuestra historia.
Te descubro en días de paz y sé que estás conmigo, sé que de alguna forma estás en esencia conmigo. ¡Tú lo dijiste bien! que viviera por los dos, que disfrutara por los dos y que cuando el sentimiento me invadiera, escribiera, y es lo que hago; te lloro, te escribo, te rezo, me consuelo y vuelvo a empezar.
Tu vida que parece de película, me enseña a la distancia lo que nunca debo permitirme hacer; pero a pesar de todo, me siento inmensamente agradecida, por ser tu hija, ¡porque tengo lo mejor de ti! porque al final, que no sabíamos era el final, nos llenamos de poemas, confesiones y nostalgia, pero nostalgia bonita, de las que te arranca una lágrima y una sonrisa al mismo tiempo…
Al Padre, no tan padre, mi amor intacto, mi devoción por volver a verte, tangible como el sol de cada mañana; te abrazo, cierro los ojos y puedo escuchar tu voz, tus últimas palabras, tus consejos y tu manera de ver la vida; a tu salud, en tu honor, y por tu hermoso recuerdo, te dedico cada verso de mi vida.
Hasta el día en que por fin, pueda volver a verte y abrazarnos en el cielo; mi Roberto del alma…¡Feliz día del Padre!”
Es para ti, para todos.
Gracias Remaca.
davidcastellanost@hotmail.com