@dect1608
Definitivamente el tercero y último debate presidencial tuvo a los mejores moderadores, como espectador mi agradecimiento; también puedo decir que fue el mejor desempeño de los tres candidatos; Anaya, muy bien; Andrés Manuel, “no, no, no, no”, los remató; Meade, sólo un milagro de último minuto lo salva y el Bronco, no dudo que llegue a ser el gran opositor del próximo sexenio.
El priísta José Antonio Meade Kuribreña, inició con el pie izquierdo enviando buenos deseos a la Selección Mexicana de Fútbol y mencionando hasta el hartazgo al líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Después mejoró un poco.
El Bronco, que no tiene nada que perder es más claro en sus ideas, habla de manera concreta y el tema de “mochar las manos” se mantuvo hasta el final, incluso es casi, el primer debate de Diputados y Senadores venideros.
Andrés Manuel López Obrador, quien tiene los números de las encuestas a su favor, fue tan conservador que “no, no, no, no” remató a Meade, ni a Anaya, incluso el panista estuvo a punto de hacerlo a un lado de la contienda cuando le mostró a su contratista favorito en su periodo de jefe de gobierno de la Ciudad de México; Andrés Manuel, no termina de concretar una propuesta clara, en el debate todas se les echan abajo, pero su gran ventaja son los adversarios y su historial como partícipes de un sistema político que durante los últimos 30 años han traído desarrollo y crecimiento pero a la par el incremento en el número de pobres en México. El voto antisistema, lo más valioso de un peje que ha sido duro de roer.
Entonces en una óptica muy personal, fue Ricardo Anaya Cortés el gran triunfador del tercer debate, primero por darse la oportunidad de dejar tambaleando al de Morena cuando lo evidenció, segundo por haberse dado la oportunidad de externar sus políticas públicas relacionadas a la preservación del medio ambiente apegada a la generación de energías limpias; sin olvidar la propuesta de llevar internet a toda la población para utilizarlo como una gran herramienta que sirva para mejorar la educación, entre otras cosas. Desafortunadamente Anaya, tiene en su contra hasta a los grandes liderazgos panistas, sin embargo, no está solo y hay gobernadores como el de Tamaulipas, que no se doblan al externar su respaldo.
Falta poco, pero al mismo tiempo falta mucho y puede pasar de todo. Por cierto, para Anaya la contienda está entre él y José Antonio; mientras que para Lopez Obrador, la victoria está en sus manos; pero lo peor de todo es que los tres ninguno pregona con el ejemplo.
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