@dect1608
Irresponsables e irrespetuosos; farsantes, payasos y sinvergüenzas, así podríamos calificar a los candidatos presidenciables que proponen aumentar el salario mínimo por decreto. Anaya y López, los dos más ajenos a la realidad; Meade, parece cauteloso por no definir propuesta y el Bronco, loco, loco, pero no pendejo; para él este asunto es más aventurado.
Ricardo Anaya Cortés, el panista aspirante a la presidencia propone aumentar por decreto a cien pesos el salario mínimo; algo que pudiera escucharse fabuloso en lo general; sin embargo, hay endeudamientos que se basan en base a los salarios mínimos, algunos de estos casos se refieren a la adquisición de vivienda vía INFONAVIT, por lo que de aumentar el salario mínimo, incrementarían las deudas de muchos mexicanos.
Andrés Manuel, igual propone un aumento salarial por mandato presidencial, al doble en la franja fronteriza y en el resto del país los mexicanos ganarían según su propuesta hasta 98 pesos directos al salario mínimo. Hasta aquí los dos más grandes demagogos de la contienda electoral.
Jaime Rodríguez Calderón, dijo en el debate más o menos un salario de 335 pesos, bastante vivo el independiente para no quedarse callado ante sus adversarios, pero semanas antes, allá a mediados de abril, lanzó una propuesta arriesgada, tal vez exagerada como la de mochar las manos, pero una que sin duda aceptarían muchos mexicanos. El Bronco, en un acto de campaña en el Estado de México, propuso eliminar el salario mínimo, dejando a los empresarios la oportunidad de pagar según el talento, capacidad y esfuerzo de cada uno de sus trabajadores ¿qué tal?
José Antonio Meade, el candidato que parece no levanta, no convence, ni avanza; no fijó su postura en relación al salario mínimo, fue respetuoso, responsable y cauteloso debido a que si bien el salario mínimo es un derecho constitucional, depende en gran medida de los empresarios, ese sector poderoso de México que unido puede llevar hasta la cúspide a cualquiera de los candidatos. Tal vez el #YoMero haya logrado convencer a uno que otro poderoso del sector empresarial.
Por ejemplo, quien emitió su muy particular punto de vista sobre el aumento por decreto presidencial del salario mínimo, fue el gobernador del estado de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien de manera muy clara dijo que era demagogia pura exponer o proponer al electorado un aumento salarial por decreto; el mandatario tamaulipeco, sin perder la cordura, entre líneas se burló de los presidenciables que proponen esta irresponsable medida pues les recordó que a nuestro país no llegan empresas extranjeras porque “nos quieran mucho”, sino porque les conviene a más empresas trasnacionales llegar a nuestro país por la mano de obra clasificada y las ventajas que da tener la oportunidad de fijar un pago que les dé oportunidad de tener mayor rentabilidad sin dejar de generar ingresos.
“Yo quiero saber qué empresas se van a venir a instalar a Tamaulipas; no están aquí -en México- porque nos quieran mucho, están aquí porque van a mejorar sus precios y productividad; aumentar el salario por decreto es demagogia, hacer un señalamiento de esa naturaleza no va a permitir hacer empleos; quien se va a instalar va a ser donde no les conviene”, reiteró Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el gobernador vecino de la tercera economía más importante de Estados Unidos y la onceava de todo el mundo, me refiero al estado norteamericano de Texas.
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