En Tokio, Japón, se realizan funerales tradicionales para un centenar de perros robots que ya no sirven.
Los 114 robots de la serie AIBO que Sony lanzó en 1999 que ya se encuentran en desuso y sin posibilidad de ser reparados, son llevados al templo en donde los monjes recita sutras, oran por una transición tranquila de las almas de los difuntos.
Los propietarios envían una carta indicando el nombre de su mascota y contando los recuerdos compartidos con ella, mientras se realiza el ritual, cuando este termina, los perros son embalados en papel burbuja y en cajas para ser enviados a los locales de A FUN, una empresa especializada en la reparación de productos electrónicos «vintage».
Las partes que todavía sirvan serán almacenadas para, más adelante, resucitar a otros robots rotos.
El monje del templo, Bungen Oi, dijo que «La esencia del budismo habita en cualquier cosa […]. Incluso las máquinas tienen una conciencia, y es por eso que llevamos a cabo esta ceremonia»
AIBO fue el primer robot doméstico capaz de desarrollar una cierta personalidad, lanzado en junio de 1999. Desde su creación se hicieron 150.000 perros hasta 2006 a causa de los problemas financieros que Sony enfrentó y dejó de fabricar el robot AIBO.
Sony mantuvo abierta una «clínica» de reparación hasta 2014, que dejó a todos los dueños de perritos por su cuenta. Ante esto exingenieros del grupo tomaron el relevo creando A FUN.
Fuente: Contrapunto