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Los Cachirules a 30 años. Así se contó la historia que dejó a México sin Mundial

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Varios periodistas, la Femexfut que alteró actas de nacimiento, jugadores que fingían su edad, un investigador privado y hasta el exlíder petrolero “La Quina” tuvieron algo en común hace 30 años: la investigación que derivó en la suspensión de México para el Mundial de 1990.

Con tintes novelescos, la historia por la falsificación de actas de seleccionados Sub-20 cumple este viernes tres décadas y a esa distancia varios de sus protagonistas relataron detalles nunca antes conocidos.

“Cachirules en el Tri juvenil”, fue el título de la nota publicada el 20 de abril de 1988, por los cuatro jugadores del Premundial que con actas de nacimiento alteradas formaron parte del equipo que obtuvo el boleto al Mundial de la categoría: José Luis Mata, José de la Fuente, Gerardo Jiménez y Aurelio Rivera, del equipo dirigido por Francisco Avilán.

“Un día en un partido de Pumas-Monterrey apareció este muchacho al que le decían el Shaggy (Gerardo Jiménez) y nos llamó la atención porque él y otros jugadores que habían estado en selecciones menores no eran del año de registro”, recordó el periodista Alfredo Ruiz.

Él fue quien primero se percató de la irregularidad, ya que además de colaborar en Imevisión, era coordinador deportivo en Pumas. Aprovechó que la Femexfut había publicado poco antes un anuario con las edades reales y cotejó los datos junto a Antonio Moreno, actual director del Salón de la Fama, quien firmó aquella nota del 20 de abril.

APARECEN LAS ACTAS

Tres días después, el reportero Miguel Ángel Ramírez publicó en La Jornada el acta apócrifa de Mata, por lo que la FMF, dirigida por Rafael del Castillo, que había minimizado el tema, ya no pudo contener la bola de nieve.

La participación de jugadores con edad alterada era un secreto a voces, pero ahí ya había pruebas.

“Luego al siguiente día en el programa de televisión que tenía José Ramón Fernández mostraron dos más, la de De la Fuente y Jiménez, y posteriormente conseguimos la de Aurelio Rivera, que él tenía tres actas diferentes”, recordó Ramírez.

LAS REPERCUSIONES

El escándalo llegó a Guatemala, entonces sede de la Concacaf. Ramírez continuó el rastro de las actas apócrifas y viajó a Guadalajara y Monterrey, ciudades de tres de los cuatro futbolistas involucrados.

“Cuando termino de trabajar en Guadalajara y voy a viajar a Monterrey, en el aeropuerto preguntaban por Miguel Ángel Ramírez, y cuando llego yo me llevan a una oficina, me pasan un teléfono: ‘soy un investigador privado, sé que vas a venir para acá, yo soy amigo de (el periodista) Héctor Huerta’”, recordó Ramírez.

El investigador acompañó a Ramírez a buscar a Jiménez y De la Fuente. Al entrevistar al primero, les dio una dirección falsa, por lo que acudieron a la iglesia de la colonia para obtener un documento que confirmara su edad real.

“La señorita ya no nos quería atender porque era tarde, entonces el investigador le dice, ‘quiero hablar con el cura porque yo voy a ser padrino de bodas de ese muchacho’ y empezó a buscar. Cuando se la dio me dijo, ‘he levantado curas a las tres de la mañana por el documento que necesito’”, agregó Ramírez.

El reportero quiso ir a Tampico con el Coreano Rivera, pero el investigador le recomendó no indagar ahí en oficinas gubernamentales, ya que Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina, entonces líder del sindicato petrolero y con gran poder político, había dado órdenes de no dar documentación al respecto.

UN TEMA POLÍTICO

El 19 de mayo de 1988, en medio de las campañas políticas que llevaron a Carlos Salinas a la presidencia, Concacaf suspendió al Tri Sub-20 del Mundial de la categoría al año siguiente en Arabia Saudita, por lo que Estados Unidos tomó su lugar.

La FMF buscó apelar ante la FIFA pero la sanción fue peor, pues el 30 de junio el castigo se extendió a todas las selecciones, por lo que México no participó en los Olímpicos de Seúl ni en el Mundial de Italia.

“Del Castillo, después de lo de Concacaf, se fue a Zúrich (a FIFA), pensaba que con Guillermo Cañedo y con João Havelange, iba a solucionar esto y no fue así, lo empeoró”, agregó el exreportero de La Jornada.

El periodista al inicio pensó que todo terminaría en un castigo de Concacaf e imaginaba lo que vislumbraban en las televisoras, que perdieron mucho dinero con la sanción. Pero también fue el gobierno quien buscaba diluir la investigación.

“Mi jefe me dijo ‘aquí llegaron invitaciones de la Secretaría de Gobernación, del secretario de la Defensa, de Relaciones Exteriores y al final vinieron unos abogados del PRI diciendo que ya le pararas’”, apuntó.

Peor aún, tanto Ruiz como Ramírez eran mal vistos por la Femexfut e incluso por el gremio de periodistas, al grado de que llegaron a recibir señalamientos de “vendepatrias” porque habían “echado a perder la fiesta”.

“Pero estoy seguro que más que el dolor o la vergüenza de presentar jugadores fuera de registro o de edad, fue la soberbia lo que mató a los federativos”, afirmó Ruiz.

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