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Definitivamente estamos bien jodidos en México ¿nos dejarán morir a todos?, ¿los médicos renunciarán al juramento Hipocrático? Resulta que un traumatólogo podría pasar de 8 a 20 años de prisión por supuesto homicidio doloso con agravante de responsabilidad médica, según informó la semana pasada el fiscal General de la Procuración de Justicia en Oaxaca, Rubén Vasconcelos Méndez, luego de que el medico Luis «N» interviniera quirúrgicamente de un codo al menor Edward, quien finalmente perdió la vida al sufrir una falla multi orgánica, derivada de la aplicación de un fármaco. La decisión jurídica ya provocó otro estallido social.

Fue en noviembre de 2017 cuando Edward, se fracturó un codo luego de estar jugando, sus padres lo llevaron al Hospital Civil «Dr. Aurelio Valdivieso», sin embargo, los doctores de ese nosocomio público estaban en paro de labores por lo que Edward, fue llevado a la clínica privada «Del Valle» en donde fue atendido por el especialista en Ortopedia Pediátrica, Luis Alberto Pérez Méndez y su compañera de guardia la anestesióloga Gabriela Cruz López. Desafortunadamente el niño fue declarado muerto cerca de las 7 horas del 29 de noviembre.

El martes próximo pasado, el fiscal Rubén Vasconcelos Méndez, anunció la tipificación del delito y explicó que “una persona comete dolo eventual cuando sabe del riesgo que corre una persona ante ciertas circunstancias y no toma las medidas debidas para evitar un mal o un daño a las personas”, refiriendo así que el médico Luis, tenía total conocimiento de que la clínica donde se realizó la cirugía no contaba con la unidad de terapia intensiva. A una semana de la resolución los familiares del pequeño piden un dictamen imparcial de la justicia, mientras que el doctor está bajo arresto y el sentir generalizado de la sociedad médica es en contra de la institución jurídica de Oaxaca, y por consiguiente de todo México.

Por ejemplo, en Tamaulipas, donde diariamente los doctores de los hospitales públicos y privados salvan la vida a sicarios, extorsionadores y delincuentes no se fijan si alguno de sus familiares fueron o serán víctimas de estos hombres que llegan mal heridos a sus respectivas salas de urgencia, porque bajo el juramento Hipocrático, entregan todo su esfuerzo para salvar la vida a sus pacientes.

Desde Tamaulipas, sin rostro, por miedo a represalias, pero decididos en apoyar a sus colegas oaxaqueños y respetando el pesar de la familia de Edward, refieren que en todo México el Programa IMSS-Oportunidades, cuenta aproximadamente con cuatro mil unidades médicas entre móviles y clínicas en operación, ninguna de estas con terapia intensiva; el ISSSTE con mil 180 unidades, de las cuales solo poco más de 30 cuenta con terapia intensiva; PEMEX en una situación peor, y de manera por demás molesta, señalan que habría que censar las unidades privadas. Por consiguiente ¿todos estarían expuestos a ser encarcelados? Refieren que las anafilaxias son un accidente muy recurrente en su profesión.

Para los doctores del país el «pan nuestro de cada día», es trabajar con lo que tienen a su alcance, el asunto es resolver los problemas y sacar adelante al enfermo, sin que suene a burla “muy a la mexicana” echan andar su ingenio, a tal grado que cuando no hay collarines los fabrican con radiografías viejas, apósitos, tela adhesiva y red, eso es lo que hay a la mano y lo primordial es salvar la vida del paciente; estas prácticas no vienen en los libros de medicina general, mucho menos en los de especialidad, pero juraron ante todo salvar la vida del ser humano.

En otro de los mil y un penosos casos a los que se enfrentan los médicos mexicanos, está lo relacionado con las sondas de pleuro, las que se ponen en el tórax para drenar líquido o aire de los pulmones por complicaciones de neumonías o en accidentes, no las hay en existencia en sus hostales, entonces deben colocar un tubo de otro material muy similar que obviamente no viene en los protocolos, ni en la guía de práctica médica, pero les funciona en la urgencia para salvar al paciente.

Todos los anteriores son ejemplos que compartieron médicos tamaulipecos, experiencias vividas en carne propia o que fueron compartidas vía grupos en redes sociales por colegas de otra región de la República Mexicana.

En casos tan desafortunados como el del niño Edward, los doctores resultan ser tan inhumanos como los mismos sicarios, como los policías que fueron comprados por el crimen organizado, por ello entre galenos se entienden y comparten experiencias tan propias que solo ellos y quienes tienen a un doctor en casa pueden comprender.

Lo siguiente, son fragmentos de una interesante y sensible carta que escribió el mismo Dr. Luis desde la cárcel.

«Nueva ilusión. Nuevos objetivos. Nuevo uniforme blanco, nuevos zapatos y además esta vez usaría camisa y corbata. Uff! Hubieran visto cómo me veía yo de elegante. Me veía y no la creía.
¿Se acuerdan del internado? ¿Se acuerdan lo que dije del infierno? Es lo mismo pero por 4 años más. Aquí sí que me exigían, cuando piensas que no puede haber algo más exigente viene otra cosa y le gana (la medicina así es). Se repitieron varias cosas inhumanas. En el primer año puede que haya dormido unas 8 horas a la semana de las 56 horas que duerme una persona normal, no hay café que te quite ese sueño tan terrible. Me fueron convirtiendo en algo diferente a un humano, en alguien por quien ya nadie siente compasión, en un objeto de trabajo, en un esclavo, en un ente con mucha habilidad y conocimientos.
Llegó el final de la residencia, de esos 4 años. Oficialmente a mis 30 años de vida terminé mi preparación, soy un recién graduado desempleado. Pero me queman las manos, mi cerebro está listo, quiero salir y curar a todo el mundo, quiero salvarle la vida a todos, quiero compartir mis esfuerzos por las personas, quiero ser el mejor doctor del mundo.
Hoy dicen que maté a propósito a uno de mis pacientes, que lo maté con dolo. Me acuerdo muy bien de él, todos los días le pienso, me dolió en el alma, ya me sentía triste; ahora con esto me siento más. No entiendo nada de nada de leyes, no sé qué hacer, lo único que sé hacer, es ser médico. No entiendo nada.
Van a meter a la cárcel al niño de 18 años que fui, a toda mi historia».

Insisto esto es solo un fragmento del escrito que redactó el Dr. Luis, desde la prisión.

davidcastellanost@hotmail.com

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Opinión

El peso de la delgadez

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Por: Zaira Rosas

zairosas.22@gmail.com

En un mundo cada vez más influenciado por las tendencias digitales y medios de
comunicación, es común que los estándares de belleza se vean constantemente
modificados, sin embargo, hay una variante que durante décadas no cambia, el
peso que recae en su mayoría sobre el género femenino por tener el cuerpo
perfecto. No es casualidad que sea Serena Williams quien salga como rostro
promocional de un nuevo fármaco para la pérdida de peso y no se trata solo del
vínculo de su marido con la farmacéutica, sino de la historia que una mujer como
ella representa.
Para nadie sería cuestionable la salud y disciplina de una de las mujeres más
reconocidas en el tenis, quien pese a todo su esfuerzo no puede mantener un
cuerpo esbelto que cumpla con lo que se muestra constantemente en portadas de
revista y plataformas digitales, lo que pareciera un testimonio abierto y cercano de
“yo también requiero ayuda” se vuelve el posicionamiento de un fármaco que
probablemente se popularizará como Ozempic y Wegoby, creados originalmente
para otros padecimientos y usados hoy en día como un aliado para la delgadez.
¿Es ético este tipo de anuncios? Podría no tener limitantes legales, sin embargo,
muestran como algo simple la pérdida de peso. Aunque hay ciencia detrás de
estos medicamentos, poco se habla de los efectos secundarios que acompañan
su consumo. En el caso de Ozempic, por ejemplo, se han documentado náuseas,
vómito, estreñimiento y una condición conocida como “estómago de Ozempic”,
donde la digestión se enlentece tanto que puede provocar dolor y problemas
crónicos. También se han reportado alteraciones en la relación con la comida,
pues el medicamento disminuye el apetito de manera abrupta, generando en
algunos pacientes no solo pérdida de peso sino un desapego emocional hacia la
comida y, en consecuencia, hacia momentos sociales asociados con ella.
Ese último punto no es menor. La alimentación no es únicamente un acto
fisiológico, es también un espacio cultural y social, por lo que ante una moda
desmedida en medio de celebridades hay restaurantes que ya han mostrado una
respuesta, presentaciones gourmet adecuadas para quien ha suprimido el apetito,
estos restaurantes mencionan el flujo creciente de quien ocupa medicamentos tipo
GLP-1 y detectar la necesidad de disminuir las porciones para que las personas
continúen visitando estos lugares.
¿Qué ocurre cuando un canon de belleza va por encima de los vínculos sociales,
las emociones y el cuidado individual? El recuerdo de una moda absurda como en
los 2000 debería ser suficiente para retomar la aceptación corporal, pues fue la
época donde la delgadez extrema tuvo un pico absurdo que desencadenó

múltiples trastornos de la conducta alimentaria. Después de eso nuevamente
volvió la diversidad corporal, la aceptación personal, aunque en la actualidad
pareciera que se ha tratado de una moda pasajera, de ese estándar marcado por
figuras curvilíneas que gozaron de popularidad.
Hoy de nueva cuenta con retos virales sobre la inapetencia, las medidas o
porciones con las que debería contar un cuerpo no resulta extraño que la
publicidad encuentre un espacio de oportunidad en farmacéuticas que venden la
pérdida de peso como un logro y superación y es que si bien toda persona debería
encontrar comodidad en su cuerpo, no debería ser a costa de encajar en una talla
específica y mucho menos utilizar a la ciencia como excusa de búsqueda de
salud, cuando en realidad se trata de un canon estético.

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Opinión

Avanzada aplanadora

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El Palacio de Gobierno en Ciudad Victoria soltó un bombazo que sacudió la política tamaulipeca: el presunto desfalco millonario y el desmantelamiento del sistema de salud estatal que apunta directamente a empresas vinculadas a los hermanos Carmona, personajes conocidos no solo por sus jugosos contratos sino también por ser los mecenas de una constelación de políticos de Morena. La cifra preliminar es brutal: 343 millones de pesos desviados, dinero que debió destinarse a medicinas, hospitales y a aliviar el dolor de una población precarizada.

El diputado Humberto Armando Prieto Herrera, presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, confirmó que el Legislativo ya recibió la notificación oficial.

Fue claro al advertir que no habrá encubrimientos y que las pesquisas se profundizarán la próxima semana. Sus palabras reforzaron lo que previamente habia hecho resonancia dese Palacio, pero, ahora con el peso de una acusación histórica: “ese dinero estaba siendo desviado mientras se decía que no había infraestructura ni presupuesto”. La frase retumba en la memoria de cada enfermera que improvisaba material en clínicas rurales, de cada paciente que moría esperando atención y de cada familia obligada a rifarse la vida en un hospital sin medicamentos.

Este golpe no es casual. La señal está dirigida a los huérfanos políticos de los Carmona, quienes hoy ven sus aspiraciones de reelección o candidaturas más lejos que nunca. El mensaje es contundente: se acabó la cobertura de los padrinos. Lo que antes era un entramado de influencias y blindajes económicos, hoy se convierte en un lastre de impunidad expuesta que amenaza con hundirlos en pleno calendario electoral.

El Congreso de Tamaulipas ha dejado claro que revisará no solo este caso, sino cualquier otro que tenga el tufo de corrupción. Los Carmona, que durante años tejieron complicidades bajo la sombra de la opulencia, aparecen hoy exhibidos como símbolo de lo que destruyó el sistema de salud local. El dinero desviado no se esfumó en números abstractos; se convirtió en la enfermedad no atendida, en el quirófano si clima, si insumos, ni anestesia, en la ambulancia sin gasolina.

Este escándalo, con dedicatoria, no solo sacude a Morena en Tamaulipas, también es un recordatorio nacional: la corrupción no se erradica con discursos, se exhibe con nombres y cifras. Y cuando los patrocinadores caen, los protegidos tiemblan.

En la intimidad… En paralelo, la clase política nacional no deja de hacer el ridículo.

Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Amlito”, convirtió su caricatura en una cuota de popularidad que algunos ingenuos todavía le aplauden, mientras Gerardo Fernández Noroña, a tan solo unos días del primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum, se desmorona entre lujos inexplicables y contradicciones ideológicas. Noroña no solo pierde credibilidad, debería haber perdido ya la presidencia del Senado, porque sus desplantes y sus mansiones revelan la farsa de quien quiso venderse como adalid de la austeridad.

La política mexicana se encuentra atrapada entre corruptelas de ayer y simuladores de hoy. Los Carmona representan el saqueo institucionalizado; Alito, el cinismo normalizado; y Noroña, la incoherencia hecha persona. El saldo es devastador: un país que sigue pagando el costo de líderes que confunden la representación popular con el usufructo personal.

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

El doble discurso de Noroña

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Gerardo Fernández Noroña siempre ha presumido ser un hombre de pueblo, un luchador social que encarna las causas de la izquierda, un político que se enorgullece de caminar sin escoltas y que finge incomodarse cuando lo llaman “señor senador”. Sin embargo, la máscara de la austeridad se le cae cada vez con más estrépito.

El hoy presidente del Senado obligado por la cirscustancia, abrió las puertas de su residencia en Tepoztlán y compartió un recorrido que parecía más un desplante que una anécdota personal. Una propiedad de 12 millones de pesos, un crédito hipotecario, un auto de 650 mil pesos y hasta un millón de pesos en deuda bancaria no parecen encajar con la prédica de la “justa medianía republicana” que la presidenta Claudia Sheinbaum enarbola como principio de gobierno.

La contradicción es brutal: mientras se exige a la ciudadanía apretarse el cinturón, mientras se presume que los funcionarios deben dar ejemplo de sencillez, Fernández Noroña exhibe jardines, macetas, hamacas y vistas de montaña en un “house tour” con sabor a reality show. El discurso del sacrificio y la sobriedad se transforma en espectáculo de privilegio.

No se trata de si el senador puede o no comprar una casa. Se trata de la incongruencia política. Se trata de quienes hicieron de la austeridad una bandera, pero en lo privado la entienden como un simple recurso de propaganda. Se trata de vivir del pueblo, pero disfrutar en privado de comodidades a las que muy pocos tienen acceso.

Fernández Noroña no engaña a nadie: presume muebles traídos de diversos estados, artesanías y decoraciones que, en cualquier otro contexto, podrían considerarse un esfuerzo por valorar lo nacional, pero que en su caso parecen más bien la coartada estética para suavizar la realidad de una vida acomodada. La austeridad de discurso, pero no de bolsillo, y mucho menos de sus viajes al extranjero en primera clase.

La izquierda que llegó al poder con la promesa de acabar con los lujos del poder está hoy atrapada en su propio laberinto de contradicciones. Y Noroña, con su recorrido inmobiliario, acaba de confirmar que la medianía es solo para los otros.

En la intimidad… El automovilismo siempre ha sido un termómetro de resiliencia, y Sergio “Checo” Pérez lo está demostrando una vez más. El piloto jalisciense se prepara para volver a la pista con una presión mediática que pocos deportistas latinoamericanos han enfrentado.

El regreso de Checo a la Fórmula 1 no es solo una noticia deportiva, sino también un mensaje de resistencia: el mexicano compite en la categoría reina del automovilismo contra estructuras diseñadas para favorecer a los favoritos del mercado europeo. En cada vuelta, Checo corre contra el cronómetro y contra un sistema que suele relegar a los pilotos que no encajan en el molde.

Su retorno reaviva el orgullo mexicano en un deporte donde los reflectores suelen estar lejos de América Latina. Mientras el poder político local exhibe contradicciones entre austeridad y opulencia, Checo Pérez encarna otra narrativa: la de la disciplina, el esfuerzo individual y la convicción de que, incluso en un paddock dominado por las élites, se puede ser competitivo con sangre mexicana, y ahora, que mejor que en alianza con Cadillac, la apuesta del GM en la F1.

davidcastellanost@hotmail.com

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Opinión

El Chairel merece más que paseos náuticos

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El agua del sur de Tamaulipas exige acciones más allá de discursos turísticos. La Laguna del Chairel recibe una bocanada de esperanza con el arranque de los Paseos Náuticos “Tancol” y la nueva mesa directiva del Patronato, pero sigue aquejada por una amenaza que no admite pausas: el pez diablo.

Esta especie invasora —Hypostomus plecostomus, originaria del Amazonas y popularmente conocida como pleco— ha sido detectada desde 2014 en sistemas lagunares como Champayán y el río Tamesí, donde pescadores reportan una notable disminución de capturas comerciales como tilapia, mojarra y carpa común, mientras el pleco gana terreno y forma colonias donde la vida nativa desaparece.

Los impactos están documentados: en la presa El Infiernillo, en Michoacán, esta especie redujo las capturas de tilapia entre 60 y 80 por ciento anualmente, afectando a 3 mil 200 pescadores y provocando pérdidas alrededor de 36 millones de pesos. LA Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), alerta que el pez diablo no solo compite por alimento y espacio, también devora huevos y larvas, daña redes de pesca y desestabiliza riberas con erosión; aunque no estábamos hablando de eso, el pez diablo y sus repercusiones evidencian la pusilanimidad del sector camaronero en Tampico, o tal vez, tienen mucha cola que les pisen como para que no alcen la voz a pesar del gran daño que les causa este animal, y la comercialización de camarones de una micro talla. Esa es otra historia.

Volvamos con la nueva directiva del Patronato, encabezada por Emilio Lobato Britz, que no puede limitarse a promocionar paseos ni a guardar silencio sobre esta amenaza. Es indispensable que, desde ya, se trace un plan estratégico que incluya monitoreo sistemático, colaboraciones con CONAPESCA, universidades, pescadores y sociedad civil. El pez diablo puede ser más que un problema biológico: bajo los esquemas adecuados podría convertirse en recurso económico útil, como carne para consumo animal, harina de pescado o incluso materia prima para artesanías o fertilizantes.

El rescate de la Laguna del Chairel requiere esa valentía ausente: no solo inauguraciones, sino acciones con horizonte y presupuesto. La fauna y la flora merecen más que cuotas visuales en redes sociales, merecen un compromiso real.

En la intimidad… En definitiva, la alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal inyectó energía al patronato con su presencia en la toma de protesta y el lanzamiento de “Tancol”. Esa misma energía debe transformarse en un golpe firme en la mesa, para frenar la decadencia interna. La administración local ha caído en una cena de negros pre-informe, demasiado banal para la trayectoria de la alcaldesa. Cuando los protagonistas del conflicto son familiares del gobernador Américo Villarreal Anaya, se pone en riesgo no solo a ella, sino al legado político de su familia. Andan jugando con fuego; si desgarran a la alcaldesa, estan poniendo en la mira a la mejor amiga de Tampico. No pueden permitir que intereses domésticos vandalicen años de reputación pública y trabajo político.

davidcastellanost@hotmail.com
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