La guerra contra el narcotráfico que puso en jaque la economía y la vida social en México, acostumbró a algunos ciudadanos al rugir de los cañonazos. Por ejemplo, los que viven en Tamaulipas, al parecer perdieron su capacidad de asombro, a diez años de iniciada la refriega, mientras en otras entidades el show apenas comienza.
Desapariciones forzadas, uso excesivo de la violencia por parte de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR) y de la Defensa Nacional (SEDENA), observaciones de la Comisión de los Derechos Humanos a las Fuerzas Federales y pocos puntos a favor de marinos y soldados, suman un cúmulo de desprestigio a las instituciones más respetadas de la nación.
Patrullando las calles de México, personal de la SEDENA y SEMAR, al igual que de otras instituciones de seguridad son blancos móviles bien identificados para los delincuentes que se esconden y escabullen entre la gente de bien. Este domingo por la madrugada en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas; tres convoys de la Marina, fueron emboscados por civiles armados, el saldo, la muerte del comandante de la Base de Operaciones de NL Norte, Mauro Hernández Quirasco, procedente del Batallón de Infantería de Marina (BIM) número 19 de Yukalpeten, Yucatán; 12 compañeros más quedaron heridos de bala y tres de ellos, reportados como graves.
Del equipo Rendón de la SEMAR, adscrito a la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo (NL) resultó con un impacto en la pierna izquierda, el Infante de Marina (IM) Pedro, venido del BIM-21 en Isla Mujeres; la licenciada en enfermería Evelin, del BIM-3 de Ciudad Madero, alcanzó a ser impactada en el muslo izquierdo.
Las agresiones al personal militar registradas en Nuevo Laredo, también perjudicaron a seis del Equipo Canul, se trata del Segundo ¿Maestre? Alberto, quien recibió un impacto de bala en la pierna derecha; los cabos José, Ramón y Jesús, quedaron heridos del brazo izquierdo, pie derecho y pierna izquierda respectivamente; por su parte la herida del Infante de Marina Edgar, fue en un dedo de la mano izquierda; todos efectuando operativos en Tamaulipas, procedentes del Batallón de Infantería de Marina, número 17 en Lerma, Campeche.
De la Base de Operaciones, denominada Colombia, la tercera emboscada perpetrada la madrugada de este domingo 25 de marzo, perjudicó al personal del equipo Santos. Al chofer José, le alcanzaron a dar en el dorso; el cabo Omar, quedó herido en la pierna izquierda; por su parte el otro infante de Marina, identificado como Kevin, sufrió traumatismo craneoencefálico moderado y su compañero Jorge, fue lesionado en el coxis; todos pertenecientes a la BIM situada en la Ciudad de México.
El enfrentamiento que duró por espacio de varias horas en Nuevo Laredo, también cobró la vida de cinco civiles armados quienes portaban uniformes, equipo táctico y armamento de uso exclusivo del ejército; cuatro camionetas les fueron decomisadas, una de ellas tipo pickup con placas del estado de Texas, Estados Unidos; tenía en su interior material de excavación, lo que parece descartar al personal de la SEMAR quienes en días pasados habían sido señalados por algunos ciudadanos de ser los principales sospechosos de la desaparición de dos jóvenes, que posteriormente fueron encontrados en una fosa clandestina.
Sin embargo, de manera lamentable este mismo fin de semana en el fuego cruzado de entre presuntos delincuentes y marinos, cuatro integrantes de una familia neolaredense murieron a causa del tiroteo, de acuerdo con la versión de una joven sobreviviente al aparente daño colateral, los disparos provenían desde el helicóptero de la SEMAR que sobrevoló y apoyó al equipo terrestre agredido por los criminales.
Sobre estos hechos ocurridos, la Procuraduría General de la República (PGR), inició una carpeta de investigación, sin embargo, no precisa si también buscarán esclarecer la agresión a la familia de Tamaulipas, que por desgracia responsabiliza a los elementos de la SEMAR.
Cabe preciar que lo aturdido de la joven sobreviviente Leslie, de 12 años, quien según reportes extraoficiales refieren que tenía un balazo en el antebrazo y Kennedi, una de sus acompañantes, afirman que les habían disparado desde un helicóptero; de acuerdo con especialistas en balística y personal de Marina, la artillería de la aeronave de Marina, usa un montaje de armas de apoyo de un calibre superior al .223, calibre de uso común para personal de operativo terrestre, agregando que un helicóptero con apoyo de fuego de cobertura utiliza un 7.62 o superior, por lo que de haber sido atacadas por error desde el aire en el momento del combate, la unidad motriz quedaría con daños severos y el estado físico de las lamentables víctimas sería aun mas desgarrador a simple vista.