@dect1608
Las tribus del perredismo suripanto se toman las cosas muy en serio. Hace días hablábamos del panorama que se vive respecto a peleas callejeras que podrían escenificarse en el presente periodo electoral, refiriéndonos a las batallas que se den en un mismo municipio o entidad dividiendo a sus actores políticos por sus posiciones frente a la oferta laboral que se les presente y dichas peleas serán ganadas en base a una estrategia electoral, no a sillazos como hicieron estos politiquitos.
Para ganar una elección debes sumar, crear positivos y echar mano de todos los personajes políticos, algunos de recuerdos memorables y otros de historial poco convincente, pero todos en su respectivo análisis FODA sumando más que restando.
Está por demás decir que Andrés Manuel López Obrador no construye ni acuerda complicidades, sino que tiende lazos a los que han sido perseguidos, acallados y silenciados por el sistema al que el mismo crítica pues aparentemente actúan como sepultureros de la otra mitad de la verdad que tienen los incómodos, esos a los que Andrés convirtió en colesterol del bueno.
Esta compleja pluralidad incitada por AMLO muestra lo distinto que pudieran ser los discursos de hoy en la cámara alta de la nación y los que podríamos atestiguar desde finales de 2018, esto sería como un discurso de voz ronca rodeada de oscurantismo proveniente de lo más recóndito de la política mexicana en palabras de los desprotegidos y silenciados por sexenios tal vez indolentes y carentes de tacto pero sobretodo si usted lo prefiere y según su afín político, pobres de oído humano.
Aunque sea complicado para una gran parte de la población mexicana, la conjunción de todos estos capitales políticos tiene trastocado el orden superficial al que la mafia del poder está acostumbrado y hasta hoy, también parece estar derribado y con espaldas planas a la lona, debido al grappling mediático al que les ha sometido un López Obrador, que cada día domina más la técnica de las Artes Marciales Mixtas (MMA) de la política y las ocho extremidades, para enfilarse a un combate ganador que lo aleje cada día más de su rancho La Chingada.
Si el Peje sigue sin distracción, así sonriente, en caballo de hacienda, creo que solo asistirá a su rancho cada vez que tenga ganas de alejarse del bullicio de la ciudad y recargar energías para continuar con las obligaciones correspondientes a un mandatario, su vida campirana al día de hoy se ve distante.
Y bueno hablando de lugares así rústicos y distintos en Tamaulipas, existe un restaurancito muy discreto, ubicado muy cerca de la Administración Portuaria Integral de Altamira que ha sido bautizado como La Parcela, y por razones que aún desconocemos, ha sido el lugar de reunión de todos los liderazgos políticos existentes en este municipio desde líderes de colonias, funcionarios municipales y ex alcaldes como Genaro de la Portilla, un personaje bastante querido y respetado que hizo histórica la frase «Altamira para los altamirenses»; a La Parcela también han llegado para cerrar acuerdos dirigentes de partidos políticos tanto de MORENA, PES, PRD, emblemáticos del PRI, maestros del PANAL y hasta algunos miembros del PAN, diputados locales en fuga y un sinnúmero de actores políticos de actualidad y hay que decirlo, algunos sin permiso de quienes pagan en la nómina estatal, pero aunque se desconoce a ciencia cierta que es lo que hablan, se sabe perfectamente que ahí entre las maderas y sabrosos olores de enchiladas con deliciosa cecina, frijoles preparados con leña, acompañado esto de un aromático café de olla, se quedan de ver con el abogado Pedro Zaleta Alonso, quien ha logrado sentar en la misma mesa a jerarcas católicos y pastores de diferentes denominaciones cristianas, pues se aferra y construye en busca de la primera posición política del municipio de Altamira.
Vamos a ver si a Pedro le alcanza el tendido de alianzas políticas que forja desde La Parcela o se irá directito al rancho del Peje, donde bien podría servir unas deliciosas enchiladas o gorditas, respectivamente bien acompañadas con su deliciosa taza de café.
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