La decepción cayó ayer a los zimbabuenses que esperaban que su presidente, Robert Mugabe, finalmente renunciara en un discurso televisado que paralizó a una parte del país.
Tras 37 años en el poder, Mugabe, de 93 años, parece no tener intenciones de abandonar su cargo, ni siquiera en medio de una intervención militar que ya ha demostrado que no es un golpe de Estado, dado que a pesar de que el mandatario se encuentra en arresto domiciliario, continúa sujetado el poder e incluso ahora pidió una “vuelta a la normalidad”.
La destitución como líder de su partido, la toma de las calles por parte del Ejército, y la presión ejercida por la sociedad, parecía no dejar otra opción que su salida del poder, sin embargo, Mugabe se mantiene firme en su postura.
Fuente: Eitb.eus