Llegaban los rayos del Necaxa a la Sultana del Norte, el equipo llegó con normalidad al aeropuerto regio y el autobús del club se encargó de transportarlos a su vital de concentración como ya es costumbre; sin embargo era ahí dónde ocurría todo, el autobús del club sufría un desperfecto y a sólo unos cuántos minutos de llegar al hotel el autobús empezó a despedir humo de la parte trasera por las que al poco tiempo aparecían las llamas.
Jugadores y cuerpo técnico lograron bajar a salvo y sin ninguna consecuencia de que lamentar; tuvieron que tomar taxis en la Avenida Gómez Morín, una de las más transitadas de la ciudad; sólo así pudieron llegar al hotel.