Hace tres años, la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés) sacrificó a una chihuahua llamada Maya, en una localidad de Virginia, EE.UU.
Los hechos ocurrieron en el distrito de Eastern Shore, Virginia, donde dos miembros de la agrupación se llevaron a la chihuahua, que encontraron cerca de una vivienda sin collar, y la sacrificaron a las pocas horas.
No se trataba de un perro callejero, sino que tenía dueños. La familia denunció que el animal había sido ‘secuestrado’ por agentes de PETA, sin su consentimiento, por lo que iniciaron una demanda millonaria contra la organización.
Semanas antes del inicio de un juicio en el que le pedían siete millones de dólares, PETA se vio obligada a llegar a un acuerdo y a desembolsar 49.000 dólares como compensación a la familia de la menor de nueve años.
Fuente: Actualidad RT.