Hablar de diversidad sexual es un hecho, a pesar de todo el avance en el tema, que aún está vetado dentro de muchos círculos sociales y algunas culturas. En especial hablar libremente de homosexualidad, para países del primer mundo, aunque se ha venido trabajando desde varias décadas atrás al respecto no es completamente aceptado, pues aún se sigue arrastrando la ideología de la familia perfecta, aunado a esto la religiosidad que muchos de sus habitantes profesan y que consideran que va en contra de los principios de las buenas costumbres y la moral; y que lamentablemente es mucho más difícil sobrellevar en países del tercer mundo, pues es un hecho que el rezago también es en libertad de pensamiento.
Sin embargo, con base en todo lo anterior no podemos negar que se han dado pasos muy importantes para las personas con esta orientación, pues poco a poco se han dejado atrás prejuicios y estereotipos que habían venido arrastrando por siglos. En la actualidad, aunque falta mucho por hacer, se han venido peleando, y ganando, derechos que eran exclusivos para las personas heterosexuales. Como el derecho a casarse y de adoptar niños, incluso también el derecho de portar con libertad su personalidad y forma de ser sin que se le cierren las puertas en distintos rubros.
Un ejemplo de lo antes mencionado es el caso del primer ministro de Luxemburgo, cuya referencia fue un parte aguas dentro del ámbito social, cultural y político en pleno siglo XXI. Xavier Bettel, si bien no es el primer personaje dentro de la política que contrajo matrimonio con una persona del mismo sexo, pues ya anteriormente la exprimera ministra islandesa Johanna Sigurdardottir se casó con la escritora Jonina Leosdottir en 2010, historia que no fue tan conocida ni comentada porque Islandia no forma parte de la Unión Europea, con Bettel y su esposo el arquitecto Gauthier Destenay, las cosas fueron distintas. Aunque la pareja quería ser discreta, el matrimonio del joven primer ministro está considerado como un «bonito mensaje, un signo» de la evolución de la sociedad de Luxemburgo, un país católico, comentó en su momento Bernard Baumgarten, director del centro de creación coreográfica de Luxemburgo en la RTBF, la televisión pública belga.
El mayo pasado, Bettel y su esposo estuvieron en el ojo del huracán gracias a una fotografía donde se retrataron todas las parejas de los primeros ministros de la Unión Europea, sobresaliendo entre todas éstas Destenay, el único varón en la fotografía, donde estuvieron primeras damas como Melania Trump, el primer hombre pareja de un primer ministro. Esto desató diferente tipo de comentarios, que iban desde los homófobos, hasta los que apoyaron está inclusión a la diversidad. Es un alivio que las redes sociales, en la mayor parte de los casos, lo haya tomado con singular contento, pues muchas personas aplaudieron este avance socio-cultural.
Pero lamentablemente, este caso no ha servido de mucho en ciertos países como el nuestro, con gran carga cultural en contra de la homosexualidad. Un caso vigente es el del ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, que aunque lo que gira en torno a él sólo sean especulaciones de homosexualidad, ha sido su lado flaco durante su gubernatura y su actual campaña como posible candidato presidencial de México. Es común leer en algunos encabezados e imágenes que circulan en redes sociales que se refieren a él como “Rafaela Morena Valle”, mofándose por este medio de su supuesta homosexualidad, pero estos no son casos aislados, pues personajes como el mismo Noroña lo ha ridiculizado al referirse a su libro como “La fuerza del cambio de sexo”, haciendo también alusión a lo que parece les funciona mejor. No se enfocan a los problemas que dejó en Puebla, al alza de la delincuencia y la inseguridad, no hablan del triángulo rojo, ni del robo de combustible, que son las verdaderas fallas de este personaje. No, para ellos es mejor evidenciar y burlarse de una condición humana, que debería de pasar desapercibida, porque ser homosexual no es ningún delito, ni ningún pecado.
Al final de cuentas, lo que deberíamos de tomar en consideración para elegir a un gobernante, no son ni sus preferencias sexuales, ni de ningún otro tipo, ni sus rasgos étnicos o su género. Sino su trayectoria política como tal, qué fue lo que aportó y cuáles fueron sus fallas. Porque entonces si nos fijamos en esos aspectos, Moreno Valle deja mucho que desear, pues como gobernador dejó a Puebla en un hoyo que difícilmente podrá reparar el actual gobernador Antonio Gali, dejó a los poblanos en medio de deudas y convirtió a un estado con fama de tranquilidad en un desajuste social que va desde feminicidios, delincuencia y crimen organizado. Entonces sí, después de analizar todo lo que el Morenovallismo nos dejó, que sea homosexual o no pierde toda relevancia.
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