Ante la violencia desatada en nuestro país y el asesinato de otro sacerdote
«Sí, obviamente, la violencia que se ha desatado en todo México, la inseguridad, pues es reprobable, y es una tarea urgente que debe asumir el gobierno, que no haya impunidad, porque cuando hay impunidad es cuando se alienta este tipo de acciones».
Es lo que responde el obispo de la Diócesis de Tampico, don José Luis Dibildox Martínez, cuando se le pide su postura ante el más reciente crimen cometido en este país contra un ministro de la iglesia católica.
Entrevistado en la sede del obispado, la Casa Juan Pablo Segundo, el jerarca eclesial señala: «Ahora fue un sacerdote, pero más adelante puede ser otro, ya hirieron a otro sacerdote ahí en la catedral de México en plena ceremonia».
E indica que en la situación actual, todo mundo es vulnerable: «todos estamos sujetos a que nos puedan hacer algo, porque hay gente armada, gente despiadada a la que no le importan los valores humanos, y que están dispuestos a todo».
Menciona, sin embargo, que «desgraciadamente» la iglesia no puede hacer nada por protegerse más allá de lo común, porque «ni modo de cerrar las puertas», expresa, refiriéndose a las celebraciones religiosas, a las que acude una cantidad importante de personas, por lo regular fieles, pero entre las cuales, admite, puede haber algunos que no lo sean y porten cuchillos o cualquier otra arma con la intención de agredir, de ahí que sea urgente la tarea de las policías y demás instancias encargadas de velar por la seguridad de todos.