Sur de Tamaulipas

Las 9 columnas del tiempo perdido

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Tampico Tamps.- Hace ya más de un año que en REPORTE NORESTE se lo informábamos: la existencia de por lo menos 9 columnas de hierro forjado que datan de hace un siglo, si no es que más, en la escuela primaria Gabino Barreda, del centro de Tampico.

Se trata de pilares que sostuvieron los techos del patio de aquello que una vez fue el palacio de gobierno del estado libre y soberano de Tamaulipas, por los años en que esta ciudad y puerto se convirtió en sede de los poderes estatales, durante la revolución mexicana; inmueble que también alojó a un teatro, y por supuesto: a un plantel educativo, como lo narra a REPORTE NORESTE el cronista local Marco Antonio Flores, y según se lee en la placa alusiva a la historia colocada en el muro exterior de la institución.

Los férreos postes llevan décadas yaciendo en el fondo del patio de la Gabino Barreda, y si algún ladrón de los que han visitado las escuelas de noche en los años recientes no se ha llevado uno solo aún, es porque tampoco ha podido: cada uno debe tener un peso de media tonelada, aproximadamente, si no es que el doble, y no es como hurtar una tapa de alcantarilla del mismo metal, que ya es decir mucho.

Es acaso la misma razón por la que las sucesivas administraciones públicas municipales y más de un político amante de las antigüedades ajenas ha preferido pasar por alto su presencia en la instalación escolar, aunque una de las maestras que ahí imparten clases le dice a este reportero: «Ojalá que ya se las llevaran, aquí a nosotros sólo nos estorban, y sirven mejor en un museo».

«Las 9 columnas del tiempo perdido» podría ser el título que el fallecido premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, le habría puesto a un cuento referente a tales arbotantes, si hubiesen sido obra de su imaginación, pero se trata de objetos tan reales y tangibles como el afortunado hecho de que, siendo reliquias de tan descomunal peso y dimensión, y pasando casi tan inadvertidas como hasta ahora, sigan permaneciendo a salvo de todo, pese a la intemperie en la que están… salvo del óxido.

 

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