Sur de Tamaulipas

No se debe justificar querer ser narco para salir de pobre

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Ni es tan buen negocio querer ser Pablo Escobar, advierte su hijo a jóvenes en Tampico

Tampico Tamps.- «Nunca me creí el cuento de que el narcotráfico sería la solución ni la salvación para mí… conocí muy de cerca las consecuencias de la violencia que mi padre generó», declara Sebastián Marroquín, anteriormente llamado, desde su nacimiento, Juan Pablo Escobar, hijo del tristemente afamado capo de la droga colombiano.

En medio de millares de adolescentes que han sido llevados por sus maestros en autobuses especiales a escuchar la conferencia sobre su vida y la de su padre, el arquitecto de profesión que debió huir de su patria por Ecuador a los diecisiete años junto con el resto de la familia que le sobrevivió al narcotraficante, recuerda: «Todos me querían muerto, mi cabeza estaba valuada en 4 millones de dólares.»

Y relata cómo fueron esos días con prácticamente todo el mundo en contra: «Nosotros sabíamos que teníamos que entregarles toda la fortuna a los enemigos, porque no nos iban a dejar con nada, y a mí me dijeron ‘no te vamos a matar, pero te vamos a condenar a ser pobre, te vamos a quitar todo lo que tu papá te dejó».

A los jóvenes reunidos ahí, por convocatoria del sistema DIF estatal, la dirección tamaulipeca de Atención a la Juventud, la Secretaría de Bienestar Social en el estado, y el ayuntamiento de Tampico, Marroquín, antes Escobar, les puntualiza que las series que hacen apología de su padre y el mundo del narco en general son fantasía: » No debemos confundirnos ni debemos utilizar estas historias para justificar y decir ‘es que yo quiero ser narco para ayudar a la gente pobre o salir de la pobreza’.»

E indica que Pablo Escobar tuvo exactamente la misma idea, pero «le salió muy mal, todo el dinero que acumuló lo perdió, absolutamente todo… algunos en Colombia y en el mundo a veces sienten y piensan que la figura de mi padre es digna de admirar y de respetar… ese gran amor que yo siento hacia él, de ninguna manera me ha permitido convertirme en un ciego frente a esas tristes realidades de violencia que mi padre terminó generando contra la sociedad».

Y deja en claro: «Soy una persona muy diferente… no es tan buen negocio ni tan buena idea querer ser Pablo Escobar, porque si es para vivir y disfrutar exclusivamente el diez por ciento de tu vida, ¿qué sentido tiene?».

 

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