CYEN

Conexiones / Por: Deysi Sánchez

Publicado

el

En medio de todo este caos que está impregnado por el mundo, justo donde reside el equilibrio de las cosas, en ese espacio donde nos podemos sentir a salvo de toda la desgracia que hay a nuestro rededor, incluso donde nos sentimos a salvo de nosotros mismos, es que existe algo que pocos han tenido la fortuna de encontrar.

Una condición humana que se logra a través de mucho trabajo, de una constancia que se trabaja día a día. De un sentimiento que abriga a los más desprotegidos y que sin embargo es privilegio de unos cuantos. Los seres humanos por naturaleza somos individuales desde el momento de nuestro nacimiento, pero a pesar de esto siempre buscamos la compañía de otras personas; personas que llegan a nuestra vida en forma de casualidades, seres que de alguna forma se convierten en una extensión de nosotros mismos.

No es que sea una romántica, no es que no haya temas más relevantes que tratar, pero a veces es necesario brindarnos un respiro, darnos un pequeño espacio para agradecer lo que se nos presenta en el camino y que nos hace la vida más ligera.

No es que quiera cegarme a mí misma para conseguir un placebo, sino que en verdad a veces es necesario revisar qué es lo que tenemos en la vida y que vale tanto la pena como para dedicarle algunas líneas que se quedan cortas en comparación de todo lo que estas personas hacen por nosotros.

Y es que a veces nos acostumbramos tanto a tenerlas a un lado que olvidamos el valor que realmente tienen, que no importa que seamos abismalmente opuestos, que nuestros pensamientos e ideologías no sean iguales y que muchas veces esto, lejos de representar un problema, nos enseña la tolerancia.

¿A quién me refiero en todas estas líneas? Es simple, me refiero a aquellos que han llegado en forma de destino para convertirse en él mismo, a todos esos que nos complementan aunque estemos completos, aquellos que están siempre con una sonrisa o un regaño para nosotros, esos que nos entregan parte de ellos mismos con cada abrazo, con cada secreto.

No es fácil escribir de ellos, pero aún es más difícil encontrarlos, porque a pesar de que muchos pretenden interpretar un papel de ese tipo sólo queda en eso, en interpretación.

¿Cómo agradecer a los que están? Sin importar desde hace cuánto. ¿Cómo trasmitir tanto cariño es unas líneas? Es imposible o poco probable. No importa lo que haya dicho Wilde, no importa la teoría de Borges, los que tienen un amigo no se basan en teorías de ningún tipo. A los amigos se les vive, se les reconoce, se les ama; pero sobre todo se les agradece por haber nacido.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Populares

Salir de la versión móvil