«Lo que pasa en Acapulco se queda en Acapulco”, fue una frase que utilizó el periodista Misael Habana de los Santos, corresponsal del estado de Guerrero al referirse a unas fotografías que subió a su perfil personal de Facebook donde se puede observar a una chica de veintitantos años de edad que se muestra en una tarima en la playa, completamente desnuda y con posiciones comprometedoras, que a su vez también está siendo fotografiada por varias personas que parecen estar muy divertidas por dicho espectáculo.
Y es que no es que esté mal como tal el desnudo de esta mujer. Lo que está mal es el contexto que la rodea, todas esas miradas morbosas que se posan en ella y tratan de inmortalizarla en una fotografía y peor aún, que esas fotografías se vuelvan motivo perfecto para que personas como dicho periodista las utilice para saciar su morbo y el de varios de sus contactos.
Y es que uno puede esperar muchas cosas de cualquier persona, pero hay ciertos profesionistas que son líderes de opinión y por lo tanto deberían de ser más cuidadosos con sus publicaciones y comentarios. Resulta incoherente que esta persona por un lado, como es su columna critique el racismo y la xenofobia que dice vivir en carne propia en el puerto de Acapulco y por otro lado que en la publicación que hizo de esta mujer antes mencionada diga que ella sí tiene derecho de mostrarse desnuda por tener un bello cuerpo y no como otros que están llenos de celulitis, ¿acaso eso no también es una forma de denigración?
Lo peor de todo es que no es exclusivo de este personaje, sino también de personas como Tauro Castrejón, conocido abogado que apoya a los migrantes, que le hace segunda compartiendo su publicación y atacando a diestra y siniestra a todos lo que no comparten su gusto por ver a chicas desnudas, argumentando siempre que los que se quejan es porque son unos pobres “come santos caga diablos” y pero aun cuando contestan a algunas mujeres que ellas también enseñan, pero sus “miserias”, y que son doble moral y que se ofenden por no estar tan buenas. Porque al parecer estos señores poseen la verdad absoluta, porque para ellos ser joven en cometer excesos, porque es maravilloso exponer el cuerpo femenino, siempre y cuando sea un cuerpo joven y firme, porque los demás cuerpos no merecen ser siquiera mostrados.
Y es que ni el cuerpo humano ni la anatomía femenina es ninguna vergüenza, al menos no para la retratada, sino para los que ven en ella una expresión meramente sexual, los que la cosifican, esos que fantasean con tenerla más allá de fotografías. Lamentable que no sea un caso único y que estas personas al final de cuentas, como dice la expresión coloquial, terminen sacando el cobre.