Su propietaria se niega a vender, y obstruye la explanada del Paseo La Cortadura
Tampico, Tamps.- A esta casita de madera no le salieron múltiples globos de helio por encima, como a la del filme animado «Up», de Walt Disney, pero al igual que en esa película, la humilde vivienda ha quedado obstruyendo una gran obra en construcción, en este caso la explanada, andadores y jardines adyacentes al Canal de la Cortadura, en Tampico, porque su propietaria se niega a vender el predio.
A casi 6 meses de que le dimos a conocer en REPORTE NORESTE la singular historia que tiene similitudes con la mencionada cinta de dibujos animados, las obras alrededor de ese domicilio, morada de un par de mujeres, han avanzado considerablemente, pero se han visto obstaculizadas justo en ese punto, donde la propiedad privada se sigue imponiendo.
Las construcciones que hubo en la acera poniente de esa cuadra, localizada en la calle Aduana y entre las de Venustiano Carranza y José de Escandón, dentro del llamado » segundo cuadro» de la ciudad, fueron adquiridas por el ayuntamiento y mediante operación de compra-venta, de común acuerdo, en la administración municipal anterior, pero ni dicha gestión, ni la actual, lograron convencer a la dueña del referido lugar, casa humilde de color verde, para que hiciera lo propio.
En un recorrido efectuado ahí el 15 de noviembre del año pasado por la alcaldesa Magdalena Peraza Guerra, a mes y medio de iniciado su gobierno, REPORTE NORESTE le preguntó sobre tal situación, y ella dijo que al final, si no llegaban a un acuerdo, se buscaría expropiar el terreno a favor de la ciudad.
Por su parte, y en aquella misma ocasión, Jorge Manzur Nieto, director de Obras Públicas en Tampico, le explicó a la presidenta municipal que la ocupante del domicilio vivía sólo con una familiar a la cual cuidaba, pero no mostraba intención alguna de vender, y REPORTE NORESTE ha intentado localizarla, aunque sin éxito.
Este jueves, el reportero visitó ese sitio, y como si todos los elementos hubiesen sido puestos precisamente para una sesión fotográfica, se encontró con maquinaria totalmente parada a los lados, una jardinera y un par de senderos nuevos que cortan su ante la presencia de una barda, y a un trabajador dormido justo al pie de la entrada a la casa, como la peor de las imágenes estereotípicas que del mexicano se solía tener en el extranjero.
Y es que la peculiar casita color esmeralda permanece ahí, inamovible, con los mismos letreros en aerosol a cada uno de sus costados, pintados en sus muros: «Propiedad Privada» y «Ni me doblo, ni me vendo».