Sur de Tamaulipas

Con gusto desayunan niños de escuelas públicas en los comedores

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La nutrición voluntaria gana terreno a las cooperativas

Tampico Tamps.- «Como maestra, entiendo las necesidades que tienen los maestros de todas las escuelas, por ello el compromiso de esforzarnos todos los días para sacar adelante al sector educativo», expresó la alcaldesa porteña, Magdalena Peraza Guerra, tras inaugurar un comedor más, éste en la primaria Isauro Alfaro Otero, del sector norte de Tampico.

Un millón, 97 mil pesos fue la inversión pública hecha en la habilitación de esa área del citado plantel, según refirió la jefa edilicia, quien expuso que aparte de los 9 comedores que su gobierno planeó construir al inicio, entre los cuales está el que acaba de poner en funcionamiento, fueron incluidos otros tantos en el programa de obra 2017.

Esta semana, la última de actividad escolar antes del período vacacional de primavera que inicia el lunes, el gobierno citadino entregó varias instalaciones al interior de escuelas públicas del nivel básico, como altos techos de lámina sobre las explanadas para asambleas, y los comedores, particularmente, son una inversión que podría estar logrando por fin lo que no consiguieron campañas de salud que estuvieron siendo emprendidas por distintos gobiernos federales y estatales.

En específico, los programas de nutrición dentro y fuera de las instituciones educativas, iniciados en el actual milenio a nivel nacional, pudieron hacer, con o sin nuevas leyes de por medio, que grandes corporaciones fabricantes de gaseosas, pastelillos y botana, introdujeran al mercado productos con pesos y medidas limitadas, especiales para niños, pero no hicieron que los hábitos alimenticios de las familias, docentes incluidos, cambiaran del todo.

No ha sido sino hasta después de una década y media que la cultura gastronómica se modificó por lo menos en algo, y para bienestar de la población en general: factores diversos como el afán por lucir mejor, del lado del sector femenino, y la necesidad de aliviar y prevenir padecimientos relacionados con la obesidad, por parte de adultos entrados a cierta edad, han influido en los usos y costumbres alimenticios del resto de la gente, pero principalmente entre los menores.

Así, «el plato del buen comer», que sacaron a la luz las instituciones públicas de salud hace unos quince años, finalmente enraizó en la mentalidad de al menos los habitantes del sur de Tamaulipas, estado que, sin embargo, seguía ocupando el segundo lugar entre las entidades con problemas de enfermedades causadas por el sobrepeso y una mala alimentación, de acuerdo con estadísticas del propio sector salubridad.

Más en las escuelas públicas de Tampico ya se comienza a advertir un fenómeno: el de los pequeños dirigiéndose gustosos al área de comedor durante horas de recreo, y no tanto a las tradicionales «cooperativas», donde cada vez hay menos demanda de frituras, panecillos dulces de fábrica y bebidas carbonatadas: toda esa comida chatarra a la que con tanto afán combatieron anteriores legisladores federales y estatales.

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