Opinión

MÉXICO BRAVO… Por Alberto Ídem….20 años de antigüedad, 3 «por estrategia».

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«¿Porqué lo eliges a él?», preguntaba el «Big Brother» de Televisa en aquel primer año del actual milenio, cuando el citado reality show, como otros, no sólo estaba de moda, sino además en pleno apogeo en nuestro país.  El personaje del espectáculo interrogado en su momento, y encerrado junto a otros en una casa llena de cámaras que transmitían en vivo las 24 horas por señales exclusivas de televisión de paga, respondía entonces: «No es nada personal… es sólo por estrategia», y terminaba reafirmando la postulación del compañero o compañera que hubiera mencionado como candidato a abandonar ese escenario que tantos y tan buenos dividendos le redituó, al principio, al gran consorcio televisivo.

Pues así, «por estrategia», el propio corporativo ya citado propició, hace ya dos años y medio, el despido injustificado de un trabajador del área de noticias de una empresa recién adquirida entonces en Tampico, con tal de evadir el pago del finiquito legal que, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo vigente a la sazón como en la actualidad, estaba obligado a otorgarle al empleado como compensación, todas las prestaciones contractuales incluidas, por 17 años de servicios ininterrumpidos.  Una liquidación económica que sí les pagó la ahora filial de Televisa, Telecable, a todo el resto de la plantilla laboral que conformaba el departamento Cablecanal, cuando se hizo oficial la extinción de dicha área productiva, mes y medio después de que le impidieran la entrada a las instalaciones al trabajador en una mañana de octubre del año 2014.

El comunicador impedido aquel día de ingresar más al que fue su domicilio laboral sin explicación alguna, había empezado a trabajar en Telecable el día 1 de abril de 1997, cuando la compañía, que entonces pertenecía al grupo empresarial PCTV, de lo que por aquellos años era aún el Distrito Federal, se llamaba aquí, en la zona sur de Tamaulipas, TV Cable de Salina Cruz, y tenía sus oficinas locales en el edificio que en la época quinista perteneció al Grupo Madero, sobre el boulevard Adolfo López Mateos.  Lo contrataron como reportero y a los seis meses ya lo promovían a titular de un noticiario.  Conductor era precisamente el puesto que tenía en la misma empresa cuando ya no lo quisieron recibir más ahí, después de negarse a firmar una «renuncia voluntaria» por irrisoria cantidad y sin más exposición de motivos que la eufemística frase: «Por así convenir a los intereses de ambas partes».

Lo curioso del caso es que ahora también «por estrategia», como a todas luces se ve que ha sido, la parte jurídica y los representantes legales del gigante de la televisión mexicana ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje aseguran, frente a esa misma instancia laboral, que «es falso» que el trabajador de la empresa, como lo reconocen, haya sido nunca despedido de ahí.  De hecho, han reconocido, y consta en el expediente, tanto la antigüedad como todas las prestaciones que le confiere el contrato colectivo con base en el cual le estuvieron pagando todos esos años al empleado.  Y, también obra en actas, le ofrecen al comunicador reincorporarlo al que había sido su centro laboral antes de que, «por estrategia», lo echaran tramposamente para evitar el pago de su liquidación justa y formal.

De modo que, «por estrategia» y siempre según el decir de los apoderados legales de Televisa, y lo que se infiere tomando en cuenta el argumento de su defensa, la coartada, pues: el trabajador está cumpliendo este día 20 años de antigüedad como empleado de una compañía, Telecable, que perteneció a PCTV, y posteriormente, en el año 2005, fue adquirida por el grupo jalisciense Hevi, del finado empresario Héctor Vielma (padre del exalcalde de Zapopan), para finalmente ser vendida a la corporación Televisa en 2014.  Una firma que, después de todo, y pese a la extinción de lo que fue el área laboral del mismo empleado, no puede excusarse ahora asegurando que no existe un departamento dónde reacomodar al que esa misma persona moral reconoce oficialmente como parte de su plantilla: empezando por esta localidad, Tampico, Televisa cuenta con centros de trabajo con departamentos iguales en lo esencial a aquel que tenía Telecable todavía en 2014, cuando fue adquirida por el multicitado consorcio.

¡Vaya paradoja para «el gran hermano»!  Y de paso también para el Sitatyr, sindicato al que siempre aportó sus cuotas por default el trabajador, y cuya sempiterna lideresa en la sección 36, Sofía Sandoval Ovando (hoy en día regidora priísta del ayuntamiento porteño), se declaró incompetente en 2014 para hacer una adecuada defensa de su agremiado, abandonándolo a su propia suerte.  Ahora que ella y el comunicador se han reencontrado y aclarado todo lo que era necesario, la representante obrera en el cabildo porteño se ha sincerado: de plano no puede hacer nada, es su dicho.  Algo que no sonaría simpático, para no decir cómico, si el abogado del trabajador que lleva el caso en su parte final, connotado laborista en la región, no hubiera declarado con una sonrisa en los labios, tras leer el expediente: «Quienes debieron defenderte al principio fueron muy pendejos, pero lo bueno es que más pendejos resultaron los abogados de la contraparte».

 

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