Tampico Tamps.- «Pasar aceite», en el caló regional, significa quedarse mudo momentáneamente, perder la voz por falta de argumentos o, en la más alegórica de sus acepciones, un nudo en la garganta por motivaciones emocionales, como probablemente le ocurrió este lunes a la maestra Magdalena Peraza Guerra en la escuela primaria Artemio Villafaña de la colonia Solidaridad, Voluntad y Trabajo.
A la alcaldesa porteña no le avisaron que a la biblioteca escolar construida por el gobierno que ella encabeza, en dicho plantel, le habían ya impuesto los nombres que en vida llevaron sus dos progenitores, y no fue sino hasta que develó la placa respectiva que ella misma se dio cuenta del detalle, momento en el que se le quebró la voz y fue abrazada por el director de la institución para reconfortarla.
Genoveva Guerra Cabrera y Prisciliano Peraza Chagoya son los nombres que luce el metal conmemorativo colocado a la entrada del recinto, mismo que fue descubierto por la alcaldesa antes del simbólico corte de listón inaugural, lo que la dejó sorprendida.
Apenas unos instantes después del acto oficial, efectuado justo al mediodía, la profesora Peraza mencionó que no se esperaba semejante sorpresa por parte de la dirección del plantel, y que se sentía emocionada porque siempre ha estado orgullosa de sus padres, quienes fueron maestros, al igual que ella, y de los que no sólo recibió la orientación vocacional, sino además los valores que la hicieron ser quien es.
