@dect1608
Llegaron rompiendo puertas, balaceando y lanzando granadas hacia la entrada principal. La Quina, estaba siendo sacado a culatazos en todo el cuerpo y en paños menores de la casa de su hija, María del Carmen; mientras las puertas internas de la vivienda eran rafagueadas para reventar los cerrojos y Carlos Salinas de Gortari, levantaba la copa de la venganza; «el quinazo» estaba siendo consumado.
Era exactamente un martes 10 de enero de 1989, cuando el todo poderoso ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Joaquín Hernández Galicia, conocido en todo el mundo como «La Quina», era presa fácil del Ejército Mexicano, que bajo la instrucción del recientemente nombrado presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, sembró un muerto y un arsenal de 200 ametralladoras en la vivienda que La Quina, tenía en Ciudad Madero; «el Quinazo», así se le conoce a este capítulo de la política represora mexicana.
Pudiera ser que «la Quina», estaría enfrentando a Enrique Peña Nieto y encabezando las protestas contra el gasolinazo 2017 ya que Joaquín, fue un dirigente que a decir de la historia, nunca se doblegó ante nadie y se enfrentó a los presidentes de la República en turno por defender la industria petrolera y el oro negro de los mexicanos, «La Quina» quería que los trabajadores tuvieran empleo sin necesidad de estar mendingando boronas o migajas a las compañías extranjeras como actualmente sucede, este personaje luchaba por los derechos contractuales de los agremiados y sus poderío era tal, que lograba firmas importantes con aumentos salariales del 40 por ciento; forjó las tiendas de CONSUMO, donde se ofertaban los alimentos y productos de la canasta básica más baratos del mercado; impulsó ranchos ganaderos donde se producía carne y demás productos agrícolas, dándole un tono humanista al sindicato petrolero. De su capacidad política para poner y quitar alcaldes, ya habrá quien platiqué, así como la oscuridad de su ser.
Salinas de Gortari, fue y ha sido considerado por muchos como un loco, poseído por el poder y la egolatría, y con el Quinazo, dicen los historiadores políticos que pretendía validar un gobierno que supuestamente había sido elegido bajo la vieja técnica del priismo que no gana, pero arrebata y doblegar a uno de los hombres más poderosos de México le serviría para que nadie le hiciera sombra, porque la silla del poder, solo puede tener un dueño.
Tuvieron que pasar 9 años desde aquel martes 10 para que Joaquín Hernández Galicia quien realmente había sido bautizado como Hipólito, volviera a su casa en la zona sur de Tamaulipas, hubo muchas personas que intervinieron para su liberación, el camino fue de lo más tenebroso.
Su hijo Joaquín Hernández Correa (JHC), actualmente diputado local en Tamaulipas por el Partido Acción Nacional (PAN), recordó que Carlos Salinas de Gortari, se comprometió a liberar a su padre:
CSG: «Señora no se preocupe usted, estoy haciendo las labores ante el Poder Judicial, para poder liberar a don Joaquín; a usted se lo voy a entregar», esas fueron las palabras dichas por el ex presidente de México, según relató «el joaco» tercer hijo de la Quina, quien en su momento respondió al entonces hombre más fuerte de la nación.
JHC: «Disculpe a mi madre que no puede contestar por el llanto que le genera esta emoción. A nombre de ella, de mis hermanos y mis sobrinos, agradezco lo que usted hace por mí padre; olvídese de rencores y de cualquier resentimiento; este hecho, de que usted acceda a liberarlo y a que metamos el amparo para sacarlo, borra todo lo demás; vamos a regresar a Madero, vamos a regresar con la familia y le voy a manifestar a ellos el agradecimiento que acabo de hacerle a usted».
Sin embargo al paso de unos dos meses, la familia de la Quina, fue llamada de manera emergente a la Ciudad de México, en esa ocasión no fueron recibidos con amabilidad por la oficina presidencial, incluso Salinas de Gortari, apareció en un pasillo y reculó, La Quina, estaba condenado a morir en prisión.
JHC: «Oiga señor presidente Salinas, un presidente jamás juega con su palabra, un presidente jamás se desdice. Usted puede liberarlo si quiere»
CSG: «no, no puedo y tienen que retirar el amparo!»
JHC: «No señor, mi padre no va a retirar el amparo, ni va a reconocer que es un asesino, si usted quisiera lo va a indultar; retirar el amparo es como salir por debajo de la mesa y fíjese bien lo que le voy a decir. Dignamente, aunque sea en una bolsa de plástico, pero así va a salir, pero por debajo de la mesa jamás».
Entonces en la discusión, según cuenta el vástago de la Quina, Carlos Salinas de Gortari, entrecerró los ojos y expresó.
CSG: «Es la única manera que te lo voy a entregar».
Fue entonces como se vino el cambio de sexenio, la comunicación entre el gobierno federal y la familia de Joaquín Hernández Galicia, se perdió, en ese proceso, La Quina, fue a parar a la prisión en Cuernavaca, Morelos; una de las entidades más peligrosas de México y entonces sorpresivamente, antes de volver a libertad el 17 de diciembre de 1997, aparecieron entre muchos otros personajes, figuras como Jesus Murillo Karam y el entonces gobernador de Tamaulipas, Thomas Yarringnton Ruvalcaba, quien abogó por el regreso de La Quina, sin que la familia estuviera enterada de las intenciones del mandatario tamaulipeco y fue como este intervino ante gobernación y la PGR por la liberación de la Quina; siendo a este mismo personaje de luz y sombra, al que los tamaulipecos le reclaman, haber vendido la seguridad de la entidad al cártel más poderoso de Tamaulipas.
A 28 años del quinazo, hay nuevas generaciones que desconocen la historia de Joaquín Hernández Galicia, alias «La Quina», quizás han escuchado hablar de este personaje de manera positiva o negativa; pero su hijo «joaco» pide a los jóvenes, leer y conocer un poco sobre la trayectoria de su padre, un hombre que se opuso todo el tiempo y hasta la muerte al incremento de la gasolina.
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