Opinión

Policías asesinos

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@dect1608

Los mayoría de los policías mexicanos son criticados por la sociedad, tratados como cerdos, descuidados por la autoridad superior y fuertemente señalados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Pero pocos se preocupan por las necesidades del uniformado en México y no me refiero a la escases de equipo táctico o balas para combatir a los poderosos cárteles de la droga o criminales despiadados.

Esta lunes cuando todo parecía que se registraba un homicidio más en la capital del estado de Tamaulipas al momento que un par de sujetos ingresaron a una ferretería y uno de ellos mato a balazos al encargado, todo suponía que se trataba de una situación de riesgo que se convertiría en una estadística más de la violencia e inseguridad que tiene un oscuro panorama en esta entidad pegadita al Golfo de México.

Pero no fue así,,, se trataba de Juan “N”, un policía en activo de la Estatal Acreditable (PEA) o también conocida como Fuerza Tamaulipas, es decir, Juan, integraba desde el 2001 al Mando Único Policial del estado. Su víctima fue Felipe de Jesús Herrera Ruedas, encargado y propietario de una refaccionaria ubicada en la calle 17 y Bulevar Adolfo López Mateos de ciudad Victoria, capital del estado; Jesús Herrera, estaba a unos meses de estrenarse como papá, pero las balas y Juan, quien sin duda en algún momento vestido de policía lo defendió de los cárteles de la droga que comandan en la ciudad donde despacha el gobernador, ahora lo mandaron al más allá.

Juan “N”, era uno de esos policías que ganan apenitas los 6 mil pesos, nada comparado con lo que perciben sus superiores quienes alcanzan la cifra de 50 mil pesos mensuales; el policía ahora convertido en asesino, ingresó con otro sujeto al negocio de Jesús, el comerciante les hizo frente y con el apoyo de clientes y trabajadores, lograron la captura del ex policía pero este alcanzó a darle un par de balazos que lo pusieron en manos de la muerte.

La triste historia del policía convertido en asesino, obligó a los mandos superiores de la Secretaria de Seguridad Publica de Tamaulipas a emitir un comunicado de prensa para reiterar su compromiso con la sociedad e intensificar la depuración de las corporaciones policíacas, retirando del servicio activo a malos elementos que podrían formar parte de la corporación, así como a endurecer los procedimientos de control y confianza para evitar que malos servidores públicos formen parte de la institución.

En el mismo mensaje, se informó que se efectuara una evaluación e investigación exhaustiva de los expedientes de todo el personal, para determinar si existe relación del ahora detenido con otros integrantes de la corporación y detectar o descartar sus antecedentes.

Pero hasta parece que es incurable el proceder de los mandos superiores quienes nunca, demuestran interés por el bienestar de los subordinados, ni por error demuestran una pizca de piedad para con los policías de a pie; esos que comen gansitos y coca para matar el hambre; los mismos que visten de negro bajo los intensos rayos del sol; esos hombres que trabajan 24 horas continuas y muy apenas descansa; no hay misericordia para el elemento que se enfrenta al poderío del cártel del Golfo, Zetas o del Noreste. Porque la historia del asesino ya la conocemos, allí está escrita y atestiguada; pero… ¿quién sabe qué fue lo que orilló a este sujeto quitarse el uniforme y delinquir; quién sabe si algún mando superior lo invitó a infringir la ley con sobrada impunidad y la situación se le salió de la manos? ¿Acaso el policía Juan “N”, ahora convertido en homicida se burló desde hace 15 años de los exámenes de control y confianza; será que este pobre policía tenía algún problema mental o con su salario no le alcanzaba para vivir dignamente y entro en crisis; será acaso que nunca hubo en la Secretaria de Seguridad Publica quien lo pudiera ayudar? ¿Y la salud mental de los elementos, quien la valora?

Los policías de los mexicanos, están vivos y aun respiran; es tiempo de que los atiendan como seres humanos o mañana un policía inadaptado  podría matar a un alcalde, diputado o gobernador mexicano.

davidcastellanost@hotmail.com

 

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