El recorrido del primer desastre natural de la gestión estatal que acabó con un resbalón
Tampico Tamps.- «Véngase por acá, gobernador», le pidió varias veces, a gritos, un hombre desde el otro lado de la curvatura del dren pluvial en la parte oriente de la colonia Borreguera, hasta que el mandatario le hizo caso y avanzó por la orilla del canal a cielo abierto, enmedio del cual se colocó a través de uno de los varios puentes maltrechos que hay ahí, del que, por cierto, lo alertaron ya estando encima, recargado del único barandal en pie: «Tenga cuidado, que el otro se cayó ayer con el agua, y estaba igual que ese».
La que también se cayó, pero una hora después de ese momento del recorrido y en la colonia López Portillo, fue Isabel Goldaracena, directora municipal de Desarrollo Social en Tampico: ella resbaló sobre un arroyo pluvial en que se convirtió una calle pavimentada, cuando ya había pasado incluso el punto más peligroso de esa travesía, que era la reja de una alcantarilla, pero ya en el suelo no le faltaron manos tendidas para ayudarla, entre ellas la de la propia alcaldesa porteña.
Esa caída, la de la funcionaria, sucedió ya al final de la jornada de inspección que efectuaron el mandatario tamaulipeco, la presidenta municipal, funcionarios federales, estatales y municipales, junto con efectivos y mandos del ejército mexicano, en plenas tareas correspondientes al Plan DN-III.
Pero el desplome más importante, el de la barda del aeropuerto internacional de Tampico, que aconteció el día anterior debido al empuje de las aguas pluviales acumuladas rápidamente al interior de la terminal, fue lo que llevó hasta ese sector, la López Portillo, a Magdalena Peraza y Francisco García Cabeza de Vaca, quien junto con funcionarios de Protección Civil estatales y municipales escuchó, justo ahí, a las familias directamente afectadas por dicho derrumbe.
Y escuchando, precisamente, es como se pasó la mañana y buena parte del mediodía en territorio tampiqueño el gobernador, que caminó lo mismo entre el lodazal de las calles en La Borreguera, Revolución Verde y López Portillo, que sobre el lodo acumulado al interior de los espacios bajo techo del complejo deportivo «IDEA», cuya alberca dejaba ver un agua como la de sabor tamarindo, y cuyos pisos pulidos y embarrados aún de tierra húmeda provocaban resbalones… como ese de Goldaracena Martínez, con que terminaron el recorrido.