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El golazo de tiro libre que le aplicó el astro brasileño Neymar a la selección alemana el sábado pasado por la tarde, en la final del futbol varonil olímpico que culminó con otro gol precisamente suyo en la definición por la vía de los penales y la medalla de oro para su representativo, para él mismo y su país, ha sido acaso igual de comentado que el otro que le metió, ya en el podio de los ganadores, a todo el Comité Olímpico Internacional (COI), al colocarse la ya muy conocida cuanto controversial banda blanca en la testa que ya había utilizado en la Champions League, y en la cual se aprecia la leyenda «100% (cien por ciento) Jesús».  Un golazo en lo referente a las reglas de ese máximo órgano del olimpismo, que impiden la utilización de cualquier clase de símbolo, mensaje o letrero que tenga relación con lo religioso, lo político y lo comercial.

Ante tal acción, ese organismo se ha visto obligado a hacer apenas una llamada de atención tanto a la confederacón brasileña del respectivo deporte, como al jugador en particular, porque una sanción ya más severa simplemente resultaría exagerada, tomando en cuenta que habría que aplicar entonces el mismo rasero o medida para juzgar y ejercer acciones en los casos de países y atletas que, habiendo participado también en la recién concluida justa olímpica, utilizaron prendas o recurrieron al lenguaje corporal para hacer evidente y muy notoria la muy particular religión que profesan, como en los casos de las voleibolistas de playa que se ataviaron con la tradicional «burka», o incluso del plusmarquista en carreras de velocidad de la delegación jamaicana, Usaín Bolt, quien se persignaba en plena pista de atletismo antes o después de cada competencia ganada.
Aún así, es decir: con todo y que la amonestación por parte del COI haya sido suave, el futbolista integrante del llamado «Scratch Du Oro», pieza igualmente elemental en el club Barcelona, bien podría alegar en su defensa que se equivocan quienes interpreten como una alusión a su fe la tal cinta, aunque todos sepamos que sí lo era, ya que más de un compatriota suyo, tanto en el futbol como en otros deportes de conjunto, lució en su espalda el mismo nombre: Jesús, para identificarse entre sus compañeros y como parte del uniforme, según se pudo apreciar a través de las señales en vivo que eran transmitidas para todo el mundo.  Ante una eventual justificante de que lo hacían por tratarse de sus propios nombres, Neymar podría entonces cínicamente alegar que él no hacía sino enviarle saludos a un amigo suyo llamado Jesús.  Y en efecto: hablaría con la pura verdad.  ¿O acaso alguien podría aportar una sola prueba en su contra si así se defendiese?
Pero si de goles de tal naturaleza hablamos, los mismos Juegos Olímpicos Río 2016 ya pasaron a la historia también por ser, hasta ahora, los únicos en los que el comité organizador le podría haber metido al COI no uno, sino más de un golazo que supera lo obvio y a la vista de, literalmente, todo el mundo.  El primero era inútil evitarlo y habría sido hasta necio: la presencia del monumental Cristo Redentor del cerro o peñón del Corcovado, una imagen que no solamente es símbolo mundial del Brasil, más que de Río de Janeiro, sino además una de las siete nuevas maravillas del mundo, por su carácter de única.  Haber intercalado continuamente la panorámica de dicha estatua, desde diversos ángulos, con las imágenes que se enviaba al planeta entero tanto en la ceremonia inaugural, como en la de clausura y a lo largo de la olimpiada, hizo presente en esos juegos de Río 2016 a la fe católica en particular, y al cristianismo en general.  Claro, habrá quien diga que ahí no hubo violación alguna a las disposiciones olímpicas, dado que se trata de una escultura que forma parte del paisaje urbano dentro de la ciudad sede, y es, en todo caso, un elemento externo, integrado al entorno del sitio donde se desarrollaron las competencias.  Pero de que lució la imagen de Jesucristo en todas las olimpiadas, eso nadie lo puede negar.
Ahora, nada como el golazo directo anotado desde que inició la justa olímpica en la llamada catedral del fútbol carioca y mundial (por mucho tiempo, el «Maracaná» fue el estadio de máxima capacidad en todo el orbe), sede oficial de esos juegos.  ¿De qué anotación se trata, qué gol le metieron sin que se diera cuenta al COI los del comité organizador de Río 2016…?  Al instalarse de manera gradual cuanto espectacular y llena de suspenso la flama olímpica en su pebetero, hace unos quince días, tal instalación fue adquiriendo una forma que los comentaristas y narradores de la ceremonia definían como «una especie de remolino formado por espejos circulares».  De hecho, así fue.  Pero se necesitó tener más suspicacia, o la apreciación de quien va a una galería de arte intentando hallar el mensaje en cada obra, para encontrarle a todo aquello un parecido muy marcado y sorprendente con una figura que es signo y escena presente a diario, sea cual sea el horario uso, en los altares de cada templo católico en todo el mundo: la imagen del llamado Santísimo Sacramento de la Comunión.
Aquel gigantesco caldero del que surgían las llamas, al colocarse en su pedestal, inevitablemente adquirió también la forma de un cáliz dorado, y la estructura frente a la cual quedó, un mecanismo dinámico circular, se asemejaba, desde su centro hasta el contorno, al porta-hostia en el cual se expone, como su nombre lo indica, el pan sin levadura ni más ingrediente que agua y harina al que, dentro de las iglesias católicas, se considera como el cuerpo de Cristo.  Dicha pieza regularmente deja ver también rayos concéntricos que extienden el círculo, la forma del «pan de vida», hacia afuera.  Pues bien, así se veía la estructura detrás de la llama olímpica, e incluso los múltiples espejos que por momentos giraban haciendo más luminoso el reflejo de la misma flama, podían haber traído con facilidad a la mente, y por asociación, las muchas hostias consagradas que en cada misa son distribuidas.  El fuego mismo del pebetero -pudo también señalar algún católico más adentrado en el análisis de ese misterio de la consagración (que así se llama también a la Sagrada Eucaristía)- es posible que haya acaso representado, al mismo tiempo y frente a tal conjunto de elementos, al propio Espíritu Santo dentro de los juegos olímpicos celebrados en la que, después de todo, ha sido además llamada «Ciudad de Dios».

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Opinión

El puente que une más que caminos

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En política, como en infraestructura, no todo lo que se promete se construye. Por eso, cuando una obra se concluye, cobra sentido hablar de realidades y no de discursos. La reciente inauguración del Puente de la Esperanza, en Altamira, así lo demuestra.

No solo se trata de un distribuidor vial moderno y funcional, sino de un gesto político y social que, en plena Semana Santa, conecta a Tamaulipas con su futuro inmediato: uno donde sí se hacen las cosas.

Con una inversión superior a los 293 millones de pesos, esta construcción no es solamente una vía de tránsito, sino un símbolo: el de un gobierno que decidió terminar lo que otros dejaron a medias, y hacerlo en el momento justo. La temporada vacacional trae consigo miles de turistas, pero también un aumento significativo en el flujo de transporte de carga hacia el Puerto Industrial de Altamira. Este puente, con sus 900 metros de longitud, carriles amplios y bases sólidas, llega a tiempo y con sentido estratégico.

El gobernador Américo Villarreal Anaya no solo cortó un listón; dio paso a una nueva narrativa. Una en la que las buenas noticias no son la excepción, sino la meta. Y es que mientras en otras regiones del país la movilidad colapsa, aquí se habla de inversión, planeación y resultados. El simbolismo no se improvisa: bautizar la obra como La Esperanza tiene peso y contexto.

Acompañado por los alcaldes de Altamira, Madero y Tampico, el mandatario envió un mensaje de unidad regional. En su caminata sobre el puente antes de abrirlo al tránsito vehicular, saludó a familias enteras que lo veían pasar con una mezcla de sorpresa y gratitud. Porque sí, aunque parezca raro, hay veces en que la política sí responde.

La Secretaría de Obras Públicas fue clara: esta obra no es un parche, es una base para el desarrollo. Con altura suficiente para el paso de unidades de carga, este puente reduce tiempos, mejora la seguridad vial y aligera el tránsito pesado. Y eso, en plena Semana Santa, no solo se agradece: se aplaude.

En la intimidad… El evento también fue escenario del banderazo al Operativo Semana Santa 2025, que moviliza a más de 5 mil elementos de 13 dependencias, bajo la expectativa del arribo de 2.3 millones de visitantes al estado. 

Como parte del fortalecimiento de la seguridad, los gobiernos municipales de Altamira, Madero y Tampico entregaron 30 patrullas a la Guardia Estatal, en un gesto que habla de coordinación más allá del discurso. 

El gobernador recordó que Tamaulipas es hoy el estado más seguro de la frontera norte, y la zona conurbada se posiciona como la tercera más segura del país, según cifras del INEGI. 

Además, el secretario de Turismo, Benjamín Hernández Rodríguez, confirmó la instalación de 10 módulos de atención turística, con 537 vehículos, 71 ambulancias, tres embarcaciones y seis helicópteros. Todo esto con una derrama económica prevista de 2 mil 116 millones de pesos.

Hoy, la esperanza tiene forma de puente. Y Tamaulipas, rumbo. 

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Rectitud y honradez

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A dos semanas de haber arrancado formalmente la campaña rumbo al histórico proceso electoral judicial del próximo 1° de junio de 2025 —una jornada sin precedentes que permitirá a la ciudadanía elegir Ministros, Magistrados y Jueces Federales—, se comienzan a trazar con mayor nitidez las intenciones, los estilos, y sobre todo, los perfiles que participan en este ejercicio democrático.

Y entre tanto colorido, tanto video viral, y tanta saturación mediática disfrazada de «campañas innovadoras», emerge con serenidad, pero con fuerza, un nombre que representa la esperanza de que no todo está perdido en el aparato de justicia: Gerardo Gustavo Alemán Lara.

Tamaulipeco por nacimiento y convicción, Alemán Lara no necesita montar un espectáculo para que su voz se escuche. No ha salido a cantar, ni a disfrazarse, ni a recitar frases grandilocuentes. Su mejor carta es su historial. A sus 39 años, acumula más de 15 dentro del Poder Judicial, y más de una década como Secretario de Tribunal. Su candidatura para ocupar el cargo de Magistrado Federal en Materias Penal y de Trabajo en Tamaulipas no solo es técnicamente sólida, sino éticamente inspiradora.

Es un jurista con vocación, sí, pero también un formador de generaciones, un pedagogo del derecho que no se conforma con conocer la ley: la enseña, la explica, la humaniza. A través de cápsulas informativas que publica en redes sociales, lejos de la banalidad, se enfoca en transmitir conocimiento útil, con sustancia, con sentido social. No hay promesas vacías en su campaña, sino propuestas claras. No hay show, hay sustancia.

Alemán Lara representa la seriedad en un proceso que por momentos amenaza con trivializarse. En él convergen el rigor técnico, el compromiso ético y la voluntad de seguir sirviendo desde la justicia. En tiempos donde las togas se usan como disfraces de campaña, encontrar a alguien que la honre con decoro es un verdadero acto de esperanza.

Porque como él mismo lo ha dicho: “De un Magistrado no debemos esperar chistes, sino la certeza de que sabrá decir el derecho”. Y eso, en esta contienda, vale oro.

En la intimidad…  La Semana Santa no solo llena las costas tamaulipecas de turistas y sombrillas, también trae consigo un espectáculo natural digno de reverencia: la anidación de la tortuga lora, una de las especies marinas más emblemáticas y tristemente en peligro de extinción.

Durante estos días, el litoral de nuestro estado se convierte en refugio y cuna de vida. Ahí, en la arena caliente, estas tortugas inician su proceso de desove, depositando sus huevos con precisión milenaria. Cada una que llega representa una historia de supervivencia, una esperanza para la biodiversidad marina.

La Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (SEDUMA), consciente de la importancia de este fenómeno, ha hecho un llamado enérgico, pero respetuoso, a quienes visitan las playas: actuar con conciencia ecológica. No tocar los nidos, evitar las luces, mantener distancia prudente, y lo más básico: no dejar basura. Cada acción cuenta.

“Cada huevo representa esperanza para la especie”, declaró Karina Lizeth Saldívar Lartigue, titular de la SEDUMA. Y tiene razón. La tortuga lora no es solo un símbolo ambiental, es testimonio viviente de que la naturaleza aún resiste… pero no sola. Necesita de nosotros, y esta Semana Santa es la oportunidad de demostrarlo.

Así que, antes de subir la selfie o levantar el dron, vale la pena detenerse, mirar con respeto a esa madre tortuga que cava su nido y preguntarnos: ¿qué huella quiero dejar yo en esta playa?

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

El desaire a Tampico 

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La llegada de la Semana Santa sin Obispo en la Diócesis de Tampico, provocó el enojo en los católicos profundamente dolidos por el abandono espiritual, la indiferencia y el desdén con el que el Vaticano trata a una región que hoy clama por guía, por justicia y por fe.

Han pasado semanas desde la partida del obispo José  Armando Álvarez Cano, y la silla episcopal sigue vacía, acéfala, sin rumbo. Para muchos feligreses, mientras en Roma se toman su tiempo en la diplomacia del incienso y la burocracia eclesiástica, aquí en el sur de Tamaulipas se pudren las raíces mismas de la sociedad con unos índices de violencia ligeramente a la alza en clara muestra de una emergencia espiritual.

La diócesis de Tampico no es una oficina que pueda esperar a que le asignen gerente. Es una iglesia herida, por supuesto, por los escándalos que han manchado el hábito sacerdotal con la podredumbre del abuso.

Herida por una política publica cínica, sinvergüenza, donde la corrupción es regla y no excepción. Herida por un pueblo que ha perdido el miedo a Dios porque ha perdido contacto con Él, porque no hay quien lo pastoree.

La Fe en la zona metropolitana de Tampico, no ocupa de un administrador interino que venga y se vaya. Los feligreses quieren un pastor de tiempo completo, con autoridad moral, con carácter, con vocación de lucha. Un obispo que no tema meter las manos en el fango de esta crisis, que defienda a los inocentes, que denuncie al corrupto, que consuele al fiel, y que reprenda al hipócrita.

El tiempo de la espera ya pasó. ¡La diócesis de Tampico necesita ya un obispo que sea voz de Dios entre tanta oscuridad!

Si bien es cierto que no se vive una crisis de inseguridad como la experimentada entre 2007 y 2014, queda claro que no se puede pastorear con indiferencia desde Roma cuando en Tamaulipas  el rebaño se dispersa entre lobos. ¿O acaso van a seguir permitiendo que la entidad  sea un desierto espiritual mientras se decide entre nombres en una carpeta?

Hoy la crisis está en el ejercicio público, y la Iglesia no puede seguir actuando como si nada pasara; urge la llegada de un obispo con carácter, ya.

En definitiva la iglesia católica en el sur de Tamaulipas es una oveja sin pastor.

En la intimidad…  Es cierto que este vacío espiritual podría verse como una oportunidad para que la comunidad católica de Tampico se una en oración y reflexión, fortaleciendo su fe y cohesión como comunidad.

Además, la presencia de Monseñor Tamez Villarreal como Administrador Apostólico asegura que las actividades diocesanas continúen sin interrupciones significativas, y aunque la estructura eclesiástica se mantiene activa y comprometida con el servicio pastoral, no deja de ser urgente la llegada de un nuevo obispo titular.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

De la irresponsabilidad a la impunidad, crónica de un desastre anunciado

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

El pasado 5 de abril se realizó uno de tantos festivales que tienen lugar en la
Ciudad de México: el AXE Ceremonia, un evento donde las personas se reunían
por una pasión compartida, la música. Sin embargo, en esta ocasión dos personas
perdieron la vida por la indebida colocación de una estructura en una grúa que
terminó colapsando sobre dos personas: Berenice Giles y Miguel Hernández.
Menciono sus nombres porque se suman a la larga lista de personas del ámbito
periodístico que fallecen en el ejercicio de su labor, porque sus familiares merecen
que se haga justicia y caigan los responsables de la irresponsabilidad que terminó
con los sueños de los jóvenes fotógrafos que se encontraban cubriendo un evento
sin siquiera contar con condiciones dignas laboralmente hablando.
Lo sucedido es solo la punta de un iceberg donde todos somos partícipes de que
la irresponsabilidad de paso a la impunidad y estos actos sigan teniendo lugar sin
los cuidados adecuados y explotando áreas verdes para el beneficio de empresas
que no cumplen con los procesos debidos de seguridad y atención. El 5 de abril
dos fotógrafos perdieron la vida, no obstante, el festival siguió como si nada
pasara, el show debía continuar.
El parque bicentenario es un espacio que desde la administración de Enrique
Peña Nieto se ha aprovechado para una gran variedad de eventos, fue
concesionado durante su gestión a Operadora de Proyectos de Entretenimiento
NLP, SA de CV, cuyo dueño de acuerdo a “Mexicanos contra la corrupción y la
impunidad” también está vinculado a la empresa de seguridad privada CAMSA,
misma que ya estuvo ligada a otra tragedia, pues era la encargada de vigilar la
estación de migración de Ciudad Juárez donde alrededor de 40 personas
perdieron la vida por un incendio en 2023.
Una vez ocurrida la tragedia todo mundo se lavó las manos, los comunicados del
festival decían que los fotógrafos recibieron atención médica para ser trasladados
con vida al hospital, versión que posteriormente fue desmentida. Aunque la
concesión le correspondía a la Operadora NLP, esta a su vez cedió la
organización del evento a Grupo ECO. Lo anterior nos deja con la misma pregunta
¿Quién es responsable de lo sucedido? Y tal como ocurre en el resto de
situaciones de México aún no tenemos respuesta.
¿Fue el gobierno por la falta se supervisión de protección civil durante el evento?
Pues aunque se habían realizado procesos de revisión donde no figuraba la
estructura que se desplomó, no hubo personas al pendiente en el momento y la
labor gubernamental no termina sólo con simples recomendaciones. ¿La
responsabilidad la tienen las empresas que por lucrar con este tipo de festivales

se olvidan de los procesos de seguridad? ¿O incluso recae en nosotros como
usuarios que terminamos olvidando que también como consumidores tenemos un
gran impacto, pues sin demanda la oferta de estos eventos no se incrementaría y
tampoco serían exagerados los costos por acudir a los mismos?
Nuevamente, el lamentable suceso nos deja ver mucho más, la impunidad con la
que grandes empresas pueden operar, cambiar de rubro o nombre y seguir con
grandes vínculos que favorezcan su desarrollo. La precarización laboral y la
desigualdad social que llevan a personas a aceptar condiciones infrahumanas de
trabajo con tal de ser partícipes de eventos de esta magnitud.
Tristemente también es un reflejo de la apatía, la superficialidad y el desinterés
social en el que podemos sumirnos, donde se prioriza un concierto masivo y no las
vidas humanas. ¿por qué no se paró el evento ante la tragedia? ¿cómo es que las
y los asistentes siguieron cantando y bailando pese a las pérdidas humanas?
Nuevamente nos encontramos ante una situación donde pareciera que el
entretenimiento pesa más que nuestra propia humanidad.

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