Opinión

Muerte y dolor; Esto es lo que hay

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@dect1608

Si hay una entidad en México convertida en campo de guerra, donde sus calles diariamente atestiguan bloqueos, balaceras, cuerpos de civiles armados incendiados, persecuciones, secuestros, extorsiones y aunado a ello, el gobernador, inaugura calles con nombres de legendarios capos de la droga, es Tamaulipas.

Los tamaulipecos, vecinos de Texas, Estados Unidos; anhelan que pronto finalice el sexenio del actual gobernante, un prominente constructor convertido en mandatario debido a una tragedia.

Del gobernador, Egidio Torre Cantú, quien llegó al puesto luego de que su hermano fuera asesinado por un comando armado días antes de la elección de 2010, sus máximos detectores dicen que tiene el síndrome de la avestruz y esto lo sigue constatando al no dar la cara luego de registrarse los hechos más violentos en ciudad Victoria, capital del estado, donde grupos armados han acribillado a por lo menos tres familias en los últimos días, mientras que en el resto de la entidad continúan las balaceras y algunos pocos decomisos de estupefacientes. En menos de una semana 16 personas han muerto a consecuencia de la ola delictiva.

Tan solo en la zona metropolitana de Tampico, en donde los delitos del fuero federal en apariencia han disminuido, bandas dedicadas al robo, potencializaron su accionar, esto gracias a la falta de seguridad y lo más a lo que pueden alcanzar los habitantes del sur de Tamaulipas es a un cambio de mando en la comandancia de la Policía Estatal Acreditable, también denominada “Fuerza Tamaulipas”.

Y precisamente este sábado pasado, el general brigadier José Marines Juárez, luego de 21 meses de estar al frente de la seguridad en los municipios de Altamira, Madero y Tampico, fue removido y en sustitución llegó el Coronel José Adolfo González Valentín, quien ocupa el cargo de Subsecretario de Operación Policial de la Secretaría y ahora se encargará también de la vigilancia en el sur de la entidad.

Mientras tanto en los últimos días. Al menos unas 16 personas murieron por diversas situaciones relacionadas a la delincuencia organizada. En la zona metropolitana de Reynosa- Mc Allen, siete sicarios fueron abatidos por policías federales el pasado miércoles 20, cuando un convoy de civiles armados, atacó a balazos a un grupo de policías que realizaban labores de vigilancia en una brecha cercana al ejido Raúl Muñiz, del municipio de Rio Bravo.

Dos días después, el Grupo de Coordinación Tamaulipas, confirmó el asesinato del interno, Andrés Betadd Capetillo, quien se encontraba encarcelado en el Centro de Ejecución de Sanciones de Matamoros, por los delitos de Atentados a la Seguridad de la Comunidad y Delitos Cometidos Contra Servidores Públicos. El cuerpo de Betadd Capetillo, fue encontrado con diversas heridas producidas por arma punzo-cortante.

El mismo viernes 22 de julio, pero en el municipio fronterizo de Díaz Ordaz, cinco presuntos secuestradores murieron calcinados, luego de enfrentarse con elementos de la Secretaria de Marina Armada de México; se presume que eran secuestradores ya que los marinos, sorprendieron a los delincuentes cuando arrojaron un cuerpo sin vida y al percatarse de la presencia de los federales, los presuntos delincuentes abrieron fuego y trataron de darse a la fuga, originándose una persecución y balacera que culminó cuando el coche en que pretendían escapar estalló, provocando la muerte de los agresores por calcinación.

Ya para el sábado en este mismo municipio de Diaz Ordaz, los restos de otras dos personas calcinadas, fueron localizados dentro de un tracto-camión que se encontraba en una bodega abandonada y ubicada en el poblado de Valadeces.

Del total de los occisos, la autoridad tamaulipeca niega conocer la identidad de cada uno de ellos y a cuál de los tres cárteles de la droga que mandan en Tamaulipas pertenecen.

davidcastellanost@hotmail.com

 

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