Opinión

México Bravo… Por Alberto Ídem/ «Los Bravos de Ciudad Madero»

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«Los Bravos de Ciudad Madero»

Junto al hospital regional de Petróleos Mexicanos, en Ciudad Madero, existe un fraccionamiento que tiene una sola puerta por la que igual se accede que se sale de ahí.  Es «El Parque», un conjunto residencial exclusivo que emergió, entre los años 2005 y 2007, pese a la resistencia de los habitantes de las contiguas colonias 20 de Noviembre, Monteverde y Unidad Nacional, quienes entonces se quejaron y apelaron hasta donde pudieron por lo que llegaron a calificar como una especie de desequilibrio ambiental, una problemática relacionada, principalmente, con el aumento en la generación de aguas residuales, y el incremento también del parque vehicular y en consecuencia la circulación automotriz, lo que al final ocurrió, dado que ninguna autoridad evitó que surgiera ese desarrollo inmobiliario y, hoy en día también, comercial.

Pero ese lugar, de cualquier modo, estaba destinado a acarrearles exactamente el mismo problema, si no es que uno incluso mayor, a los residentes del área, que en todo caso no tuvieron sino una prórroga de una década y media antes de que el problema los alcanzara.  En 1988, durante la primavera de aquel ya lejano año, para ser precisos, el entonces poderoso sindicato petrolero, que tenía su cuartel general en territorio maderense y era encabezado por Joaquín Hernández Galicia, «La Quina», y Salvador «Chava» Barragán Camacho (ambos ya fallecidos), soltó una noticia muy buena para las poblaciones de la conurbación sur de Tamaulipas y norte de Veracruz: en virtud del éxito y buena respuesta que los aficionados al futbol profesional habían tenido para con su club Tampico-Madero, por un lado, y a la nostalgia y añoranza que aún había, por el otro, entre los seguidores del béisbol que aún recordaban a los «Astros de Tamaulipas», que tuvieron por sede la parte norte del territorio tampiqueño hacia la primera mitad de esa década, se traería de regreso a un equipo beisbolero mediante la adquisición de una franquicia de la Liga Mexicana.  Para tales efectos, se destinaría un vasto predio de la organización obrera, situado en el punto ya referido líneas arriba, sobre la calle Diez y a un par de cuadras del boulevard López Mateos, para la construcción del parque «de pelota», como dicen los cubanos.

Paradójicamente, el residencial que actualmente existe ahí le debe su nombre al proyecto original, ya que aún y cuando ese y otros muchos planes del sindicato petrolero fueron cancelados a partir del arresto de «La Quina» y «Chava» Barragán el 10 de enero de 1989, la presencia de toda una remesa de butacas ya estructuradas y listas para montarse, que habían sido ya colocadas antes del «quinazo», se mantuvo todavía intacta por más de diez o doce años.  Recuerdo que a través de la sección de deportes del noticiario «Punto de Vista», a cargo entonces del finado exfutbolista y «gloria» del Tampico, Futbol Club, campeón de 1953, Enrique Carretero, me enteré a mis 16 años de la convocatoria para crear el logotipo de lo que tentativamente se empezaba a nombrar como «Petroleros de Ciudad Madero», pero que casi tres décadas después me vengo a enterar de que en realidad se llamaba ya «Los Bravos»… sí, como el equipo de béisbol de Atlanta.  Me lo ha revelado así ni más ni menos que quien ocupaba el cargo de vicepresidente ejecutivo del naciente club de beisbol, don Juan Ángel Rivera Echazarreta, en una amena plática de café en la que, al narrarme algunas anécdotas, surgió el relato, la triste historia, pues, de la malograda novena «Bravos de Ciudad Madero».

Afición beisbolera sigue habiendo hoy en día, y en buen número, dentro de Tampico, Madero y Altamira, aún a 28 años de que se frustrara aquel proyecto.  De la región huasteca en general hubo una buena remesa de peloteros que fueron traídos hasta acá cuando los legendarios «Alijadores» de Tampico ya habían forjado toda su historia con letras doradas en la Liga Mexicana de Béisbol.  Varias cosas en común sigue teniendo aquel añorado club con la otra leyenda del deporte de conjunto local llamada «Jaiba Brava», más allá de sus campeonatos.  Estadios de características únicas: el viejo parque de pelota que había en el sector «La Isleta Pérez» era atravesado por una vía férrea y un tren de carga en pleno juego, mientras que la segunda casa del Tampico, llamado «Tampico-Madero» desde que su propietario era el sindicato petrolero, es un coso que está situado simétricamente entre las dos ciudades porque así lo dispuso el también mítico mandamás de los petroleros del país.  Y no existe registro de ningún otro club en el mundo de nombre «Alijadores», como tampoco lo habría de un equipo llamado «Jaiba Brava» dentro o fuera de México, si no fuera porque en una nación de Centroamérica bautizaron así a una escuadra de futbol profesional, inspirados precisamente en la oncena tamaulipeca.  Justo como se habían inspirado en el club Atlanta Braves, del béisbol de las grandes ligas, los dirigentes petroleros que al iniciar 1989 tenían ya todo listo para patrocinar a los «Bravos» de Ciudad Madero.

 

2 Comments

  1. Liborio Méndez

    16 junio, 2016 at 22:54

    Excelente entrega Bravo, sobre todo por la fabulosa fuente informativa. Sólo para agregar un dato referente a lo que bien mencionas que no existe nombre original como «Alijadores», pero como sabrás también, soy un aficionado a la pelota caliente; lo único cercano a eso serían los «Dodgers» que originalmente nació en Brooklyn, siendo en su traducción básica «Estibadores» es decir, aquellos trabajadores de muelle que estiban las mercancías o alijan la carga en los puertos. He ahí, una curiosa similitud. Algo así como los Alijadores de Brooklyn o los Dodgers (estibadores) de Tampico. Saludos y un abrazo.

  2. Carlos Nava Carrillo

    6 marzo, 2021 at 14:19

    En los años 60 si no estoy mal, existió un equipo de béisbol profesional llamados los bravos de Cd. Madero que jugaban en la liga central, filiales de la liga mexicana de beisbol y jugaron en el campo Germán H. Morris del 7 1/2 de refinería Madero.

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