Tampico Tamps.- Permitir el «alumbramiento», es decir, el parto dentro de una cárcel es, de entrada, un acto reñido con las más elementales normas sanitarias y contrario a las garantías individuales: un reclusorio podrá tener área de enfermería, pero no un espacio adecuado para maternidad como el que existe en los hospitales, y por otro lado hacer que nazca un bebé en condiciones de cautiverio, de privación de su libertad, lesiona el espíritu de la constitución misma.
«En Tamaulipas tenemos una población de 800 mujeres y podrían ser beneficiadas arriba de 400, porque la mayoría están por delitos del fuero común, tendrá que haber una revisión de los expedientes para ver a quiénes se puede aminorar la condena, dejar en libertad bajo fianza o cualquier otro beneficio, en los próximos días va a subir el punto de acuerdo respectivo»
Sin embargo, en las penitenciarías del territorio mexicano existen, según las estadísticas, entre 300 y 400 mujeres que se convirtieron en madres estando en calidad de reclusas, y lo peor es que los niños a quienes han traído al mundo sobreviven dentro de esas prisiones sin siquiera tener la posibilidad de acudir a un plantel educativo, y todos sus derechos son violentados de manera flagrante, paradójicamente, con el hecho mismo de tenerlos ahí.
Así lo expone la diputada federal por Tampico, Mercedes del Carmen Guillén Vicente, «Paloma», quien revela además que la cantidad de internas de los penales situados en Tamaulipas es superior al doble de la cifra ya referida, por lo que, dice, se trabaja ya en una iniciativa para aminorar la condena o dejar en libertad bajo caución a las mujeres en dicha situación que no hayan cometido delitos del fuero federal, sino ilícitos comunes que no sean considerados graves.