Opinión

El Filósofo de Güémez / El sueño de toda mujer es…

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Felicidades a las mujeres en su día

Simone de Beauvoir, con la sabiduría propia de una fémina afirmó: “El día que la mujer pueda amar con su fuerza y no con su debilidad, no para huir de sí misma, sino para encontrarse, no para renunciar, sino para afirmarse… entonces el amor será la fuente de vida”

Para éste Filósofo, la mujer es fuente de vida, por ello es el alma de la creación; no se equivocó William Ross Wallace al decir: “La mano que mueve la cuna… mueve al mundo” y lo mueve, como viento a favor para nuestro bienestar… ¡para dar vida a la vida!

El corazón de una mujer es inagotable fuente nutriente de amor; amor que enseña, amor que todo lo sana, que todo lo puede y todo lo trasforma, amor que cuando te toca, hace de tu existencia una obra maestra, será porque la mujer con su innata sabiduría, demuestra que es la corona de la creación.

Si le pidieran al Filósofo definir en pocas palabras a una mujer, diría: amor incondicional, permanente fe, inagotable perseverancia, manantial que enseña, intuición innata, guerrera incansable, sabia por derecho propio que al descifrar los misterios de la vida sabe fluir con el universo, enseñando con el alma y escuchando su intuición.

El viejo Filósofo en su rural entender sabe que “DIOS es muy grande, pero como no puede estar al mismo tiempo y en todas partes a la vez, por ello trajo a la creación a la mujer” que es tan completa que no existe nada en el mundo que iguale sus dones y sus enseñanzas.

La mujer es un ser espectacular que saben darse a plenitud, en la totalidad, sin medias tintas, sin esperar recompensa, su impulso de FE es tan grande, su amor primario es tan sustantivo, que está tocada por el Ángel de la vida.

Cada nuevo amanecer éste campesino de ‘allá mesmo’ vive intensamente en el deseo de honrar a la mujer, que es una guerrera invencible, que con amor incondicional llena la existencia de valores, entusiasmo, pasión, visión positiva del presente y del deseo de trabajar en su misión en el breve espacio de ésta carnalidad.

En el calendario cívico, se ha fijado el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en el fondo es una fecha llena de los viejos paradigmas limitantes con los que el hombre ha minusvalorado la vida de la mujer.

La pregunta es ¿Por qué establecer en el calendario un Día a la Mujer, y no un Día Internacional del Hombre? Será porque en el fondo lleva al hombre a examinar una íntima contradicción: reconocer que histórica, jurídica y socialmente hemos desestimado, hemos hecho invisible a la mujer y sus excepcionales aportaciones, porque le tenemos miedo a su talento y valor para enfrentar la vida.

“Desde la antigüedad se ha hecho menos a la mujer, se dice que fue la que llevó a Adán al pecado original; en Grecia, Pandora al abrir la caja que le fue confiada bajo su resguardo, destapó los males que aquejan al hombre; según lo que el hombre ha escrito Dalila le robó el secreto de su fuerza a Sansón, entonces se dijo: ‘Ten mucho cuidado, no te vaya a suceder lo que le pasó a Sansón, que por confiarle su secreto a una mujer… dormido estaba cuando se quedó pelón’”

En el machismo masculino, el hombre ha relegado y negado, el poder y sabiduría innata de la mujer, subordinándola a él, desconociendo sus aportaciones a la historia, excluyendo sus geniales contribuciones a la vida.

El viejo Filósofo honra a la mujer, porque es un ser espectacular que goza a flor de piel del sexto sentido, que es una conexión directa con DIOS, que la convierte en un ser maravilloso que hace que su camino, su hogar, su trabajo y su vida sea en la Tierra… un pedazo de Cielo.

Para muestra un botón del humor femenino: “A medida que envejecemos, las mujeres ganamos peso. Esto ocurre porque acumulamos mucha información en nuestra cabeza. Pero claro, llega un punto en que tanta información no cabe en nuestra cabecita. Así que ésta información acumulada empieza a distribuirse por todo el cuerpo. Y ahora lo entiendo todo. No me sobran kilos. No estoy gorda… ¡¡Soy culta… MUY CULTA!!”

El Filósofo de Güémez, ya curtido por las enseñanzas que le dan los años, sabe que “los hombres pensamos que el sueño de toda mujer es encontrar al hombre guapo, rico, amable, inteligente, generoso, caballero, pero ¡NO!, el sueño de toda mujer es: ¡COMER… SIN ENGORDAR!”

 

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