Lo volvió a hacer: ha hecho enojar a su propio partido. Tal como hace tres años, la profesora Magdalena Peraza Guerra reventó las posibilidades del Partido Revolucionario Institucional para conquistar la presidencia municipal en las elecciones locales, sólo que esta vez hizo las cosas mucho más rápido y por partida triple. En vez de ganarle al PRI en los comicios, le arrebató el boleto para participar cuando aún faltaban dos meses para el arranque apenas de la campaña electoral, y de los tres que hacían fila ya esperando el abanderamiento, sin contarla a ella, sólo uno obtuvo acaso un premio «de consolación»: Pancho Bolado, exgerente de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado, va para diputado local por la zona norte. Podría decirse que al mismo PRI le tocó también sólo ese pequeño tercio de la fórmula cuyo elemento principal es la candidatura a la alcaldía, ya que la actual precandidata de ese instituto político a diputada estatal por el centro y sur de Tampico, Mónica Villarreal, con todo y ser secretaria general del Comité Municipal priísta, es alguien que pertenece al grupo de la maestra por haber trabajado en su gobierno y haberse acercado a ella desde los meses previos a este preciso momento. El dirigente local del tricolor, Sergio Villarreal Bricston, y sus propias aspiraciones para ser postulado como candidato a presidente municipal, se quedaron en la nada, en el limbo de un proceso interno priísta que, en lo concerniente a tal nombramiento, fue cancelado por la otrora diputada local.
En 2013 nadie dentro del PRI creyó que Peraza Guerra pudiera ganarle al entonces abanderado suyo a la alcaldía, Miguel Manzur Nader. El hecho de que la hubiese postulado el PAN, que ya había ganado dos veces una elección municipal, no hizo que dejaran de subestimar a quien ya en aquel momento conocía de cerca las bases seccionales por haber sido dos veces directora de Desarrollo Social, y comisionada de la misma área durante su gestión como regidora porteña. Y para mediados del año pasado, el líder del PRI en Tampico declaraba, a pregunta expresa pero con plena convicción y certeza de lo que decía, que Magda Peraza no podía ser postulada por su partido para el cargo de presidente municipal en las votaciones de este 2016, y tenía razón. Pero ello para nada impidió que ahora ella sea la aspirante casi oficial de una coalición a la que está integrado justamente el tricolor. Fue suficiente con que el priísmo estatal le ordenara a su célula en Tampico que le cediera tal candidatura al partido Verde, para que así ella luzca ahora, en automático, como la abanderada de los tres partidos que conforman la alianza (el otro es Panal, la institución política del magisterio).
En aquel año de 2013, el PAN hizo la presentación preliminar de su entonces aspirante externa, la maestra Peraza Guerra, en un lugar ajeno al Comité Municipal: lo hizo en un hotel de la avenida Hidalgo, donde estuvo al lado de una distinguida expresidenta del DIF Tampico, ni más ni menos que la esposa del exalcalde panista, Diego Alonso Hinojosa Aguerrevere. Ahora, tres años después, tampoco es en la sede del priísmo tampiqueño donde la han presentado, sino que debió ser el partido Verde el que la anunciara como virtual candidata de ese y los otros dos partidos a la alcaldía porteña. Tampoco, como en aquella ocasión, hubo un solo expresidente municipal, ni mucho menos estuvo el actual alcalde, lo que ha sido algo totalmente inusual y contrario a aquello que acostumbra el «tri». Vamos, no han siquiera estado, en ese «destape» de mero trámite, ni el dirigente del PRI municipal, el citado Sergio Villarreal, y tampoco los actuales diputados locales priístas por Tampico, Olga Sosa y Eduardo Hernández. Este último, y su dirigente de partido, se quedaron «en la orilla» como pretendientes de una candidatura que definitivamente ya no llegará ni a pisar las oficinas del priísmo local, al menos por ahora.
La recientemente retirada subsecretaria de Desarrollo Social en el sur de Tamaulipas, Magdalena Peraza Guerra, ya dejó fuera de las eliminatorias, previas a la verdadera competencia electoral constitucional para la alcaldía, a tres de quienes buscaban lo mismo que ella, y al mismo Revolucionario Institucional, que aún cuando vaya en coalición y llegue a triunfar la maestra el 5 de junio, no podrá tener oficialmente la titularidad de la presidencia municipal, aunque tampoco la tendría el partido Verde: ella es su candidata externa, justo como lo fue hace tres años de Acción Nacional. Ha vuelto a dejar con las ganas a un diputado local del PRI con licencia. Ha vuelto a poner al magisterio en la antesala de múltiples posiciones dentro del palacio municipal. Ha vuelto a hacer que una distinguida dama de la sociedad y política tampiqueña sonría junto a ella. Ha vuelto a echarse de enemigo a por lo menos un expresidente municipal de filiación priísta. Ha vuelto a ser postulada en una etapa de transición del gobierno estatal. Ha vuelto a causar descontento dentro de un partido cuya bandera la aloja, como hace tres años. Y, justo como hace tres años, la profesora Magda Peraza va por una presidencia municipal que duraría menos, aunque exista la posibilidad de una reelección inmediata, lo que no dejaría de ser algo nuevo, como el que una mujer haya ganado la alcaldía de Tampico hace tres años. Sí, la maestra lo hace de nuevo.