@dect1608
Proveniente de uno de los 15 Estados más peligrosos de México y en donde la percepción de inseguridad se ha elevado en un 1.5 por ciento, un joven de 21 años identificado como Roberto Carlos Castellanos Rodríguez, fue ejecutado en un hotel de paso del centro de la ciudad de Tampico a unos 500 metros del edificio gubernamental donde despacha el edil priista, Gustavo Rodolfo Torres Salinas.
Tampico es una de las ciudades más peligrosas de Tamaulipas y el noreste de México, los intentos del gobierno por disminuir el accionar de los grupos criminales ha tenido “éxito” según la percepción de unos cuantos; pero este martes por la mañana el estruendo de por lo menos 12 balazos volvió a poner los pelos de punta de los ciudadanos que siguen esperando se restablezca por completo la tranquilidad.
Eran cerca de las 11 de la mañana cuando en redes sociales comenzó a circular la información de un tiroteo en pleno centro de la ciudad, todo indicaba que se volvería a paralizar la ya estancada economía, se trataba de un ajuste de cuentas entre jóvenes menores de 30 años a los que se le ha facilitado adquirir armas de fuego y la vida parece no valerles nada.
Según algunos testigos el joven identificado como Roberto Carlos, descendió de un taxi acompañado de una mujer y un niño de tres años, los tres venían huyendo e intentaron refugiarse en un motel ubicado en las calles de José de Escandón (antes Estrella) y Dr. Carlos Canseco, muy cerca del parque turístico Laguna del Carpintero; los pistoleros alcanzaron a Castellanos Rodríguez en las escaleras del edificio y allí lo ultimaron, le pegaron varios tiros hasta dejarlo tendido; mientras la mujer de quien la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no proporcionó su nombre, quedo con una herida de bala en la banqueta, junto a ella, su hijo de tres años que alcanzo a ser herido en un hombro de donde se desprende una dramática escena que fue descrita por los mismos vecinos, pues hablan que luego de escuchar los balazos, vino un silencio sepulcral por lo que salieron para ver qué fue lo que había sucedido y vieron como el niño de tres años, se abrazaba fuerte de su madre que se desangraba luego de ser rafagueda.
Aunque las autoridades judiciales de Tamaulipas, nunca informaron sobre la existencia de un arma propiedad del oaxaqueño asesinado. En la intersección de las calles Escandón y Canseco, los periciales instalaron al menos unos 12 indicadores, señalando casquillos 9 milímetros y ojivas de bala, que evidencian un posible fuego cruzado cuando.
¡Exacto! El o los homicidas, siguen prófugos.
davidcastellanost@hotmail.com