A la profesora Magdalena Peraza Guerra la candidatearon de la única manera que podía el PRI, cuyo estatuto castiga sin candidatura por determinado tiempo a quien, siendo militante, le ganó bajo una bandera opositora una elección similar anterior: que fuera otro partido el que la postulara (en este caso el de los maestros, Panal, y el Verde, que hicieron coalición junto al Revolucionario Institucional), y así brincarse ese escollo legal interno con el argumento de que la alianza se la encasquetó. La maestra, por su lado, tuvo toda la mesa de argumentos, mesa de negociación, puesta para convencer a sus dirigentes, a los que siempre estuvo segura de tener de los… mangos, como sartenes: que el magisterio entero (el Panal) la apoya, lo cual también hace por lo menos la mitad de los priístas en Tampico y otros muchos sin partido, como se vio, habría argumentado ella, en la votación municipal de hace tres años.
Pero hay otras buenas razones que habrían terminado de convencer a la cúpula del tricolor tratándose del abanderamiento para la alcaldía porteña: Germán Pacheco Díaz, el virtual candidato del PAN al mismo cargo de elección popular, es la misma persona que la llevó a ella, Magda Peraza, de la mano, intercediendo contra viento y marea a favor suyo, al redil panista para que la lanzara a la alcaldía, como al final ocurrió, con resultados bastante favorables y de todos conocidos para esas tres partes. Germán, el panista, obtuvo su paga política a mitad del gobierno panista, pero económica y de intereses en ambos rubros pactados desde el momento mismo en que la mentora ganó los comicios. Con semejantes compromisos y un valor entendido de ese tamaño, les habría preguntado la maestra a sus interlocutores: ¿alguien creería de verdad que Germán Pacheco le vaya a dar a ella la pelea?
Por otro lado: Alberto Sánchez Neri, el maestro de la SEP con permiso «por comisión» desde hace más de una década y hoy en día presidente estatal del PRD (el mismo que, por ende, impondrá candidato a alcalde de Tampico por su partido), fue regidor en el trienio de Peraza y se vio bastante favorecido con distintas posiciones para parientes y amigos en diferentes áreas del ayuntamiento y el DIF hace tres años. Compañero de la maestra en el sistema educativo y el mismo sindicato magisterial, aparte de buen amigo de la exalcaldesa cuando lo fue y él fungió como edil, con negociaciones económico-políticas de por medio, ¿realmente piensa alguien que le jugará a ella en contra…? De por sí el PRD ha estado ya domesticado por el PRI en Tampico desde que llegó a la escena el profe Sánchez Neri.
Así, el PRI no habría querido que le ocurriera lo de hace tres años (tropezar de nuevo y con la misma piedra), por lo que no se arriesgó a poner ni la figura joven, fresca y fogueada, sin queja del electorado y a la que toda lógica favorecía dentro del tricolor: Lalo Hernández; ni a la imposición por intereses económico-políticos de altura que habría significado el suicidio electoral, de nombre Pancho Bolado. La maestra y su charola de plata en forma de comicios locales 2016. Pero…
¿Qué dirá a todo esto el electorado «de a pie»…? Los ciudadanos sin partido, siempre prestos a darle en la torre al sistema cuando de elecciones se trata y la oportunidad se les da ( como en el 2013), y quienes ahora verán que no era cierto: que la profesora Peraza jamás dejó de ser priísta en realidad, y que lo único que ella ansiaba, como ahora, era el poder a toda costa, por encima de todo criterio y sin escrúpulos, sin importar ideología ni ética, ni gratitud alguna con quienes ayer, hace tres años, en ella creyeron. ¿Qué dirán los panistas que aquella vez votaron por ella, y los priístas que en esa misma ocasión perdieron frente a ella…? ¿Qué dirán, sobre todo, esa mitad de priístas que ahora, desde adentro, vuelve a perder frente a ella, y que iba con todo al lado de Lalo Hernández, o de Pancho Bolado? ¿Qué dirán los veinteañeros y treintañeros sin definición partidista a los que ayer endulzó el oído en contra del PRI sistema…? ¿Está realmente ya todo escrito en Tampico…?
