Opinión

El Filósofo de Güémez / Héctor Yunes Landa

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Hay una historia que me encanta: “El semáforo se pudo amarillo justo cuando iba a cruzar su automóvil, respetuosamente se detuvo en la línea de paso para los peatones.

La dama que conducía el automóvil de atrás, frenó violentamente y furiosa insistentemente toco la bocina recordándole el 10 de mayo, a la vez que le lanzaba improperios ya que por su culpa no pudo avanzar y llevaba prisa.

En medio de sus expresiones de ira, oyó que le tocaban el cristal. Allí, estaba un policía que le ordenó orillarse y salir del coche; la reviso de arriba abajo, después revisó el carro palmo a palmo.

— Señora, lamento mi error, –dijo el policía– si le pedí que saliera del coche mientras usted violentamente tocaba la bocina y maldecía al chofer de adelante, es porque vi que en su espejo retrovisor cuelga un rosario, su carro tiene en la defensa de atrás una calcomanía que dice: “Jesús te ama”, al lado dice: “DIOS ES AMOR” y tiene el emblema cristiano del pez. ¡Como era de esperarse, supuse que el auto era robado!”1

La historia deja la moraleja de la importancia de que en tu vida exista coherencia, cuando hay coherencia entre tu sentir, decir, pensar y actuar, se ajusta a la perfección las piezas del rompecabezas de tu vida.

Vivir con coherencia, armoniza y alinea tu vida con el universo, es la cimiente de los hombres de éxito, ellos son profundamente felices, porque llevan una vida con valores, luchan y trabajan plenos de buenos principios… por eso tienen excelentes finales.

Cuando en tú alma, mente y cuerpo hay coherencia, tu espíritu es indivisible, hay plenitud, luego entonces la gente espera mucho de tu vida porque hay concordancia en tu conducta, la comprensión se da a plenitud porque hay fuerza moral.

La ausencia de coherencia te lleva a complicarte la existencia, a sentirte dueño de la razón, a evadir las respuestas, a encasillar tu Maestro Divino, a no respetar la diferencia.

En la transición democrática a la que arribamos en el 2000, misma que maravilló al mundo por su plebiscitario apoyo ciudadano, los actores políticos nacionales “llenos de triquiñuelas” fueron incoherentes, por eso no han dado buenos resultados.

Para el Filósofo de Güémez, los hombres coherentes son como “la bamba, porque para bailar la bamba se necesita, una poca de gracia… ¡Y OTRA COSITA!” y esa otra cosita los abuelos le llaman ángel, carisma, personalidad.

Un hombre pleno de coherencia en su actuar, lo es mi amigo Héctor Yunes Landa, un ser tocado por el ángel de la vida, con coherencia en su quehacer, con brillantez académica, egresó con diez de promedio y mención honorifica de la prestigiada Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, contando además con estudios de posgrado en el extranjero.

La coherencia con la que Héctor ha vivido, ha hecho que en los múltiples cargos políticos haya tenido y construido historias de éxito y sembrado amigos.

Sus amorosos padres Don César y Doña Sara, le enseñaron a no generar problemas, a ser un hombre de bien que encuentra soluciones, porque se ha dedicado a servir y hacer que su tránsito por la política y por la transitoriedad de la vida valgan la pena.

Junto a su sabia esposa, Verónica De la Medina de Yunes son cabeza de una ejemplar familia, fincada en los valores y en los principios morales que se aprendieron en casa.

Héctor, es la mejor versión de sí mismo, es un hombre, un político lleno de gratitud, sencillo, amable, honesto, sembrador de amigos, con manos limpias, no ha amasado fortunas, vive en la honrada medianía, ha utilizado el poder para servir, no para servirse, impulsado por los principios morales, ha aprendido a no rendirse jamás, a no claudicar ante ninguna adversidad, por eso la vida le corresponde con miles de amigos que creemos en él.

Durante su vida laboral ha generado tantas historias de éxito, que hoy sus méritos son suficientes para que el Filósofo de Güémez refrende su amistad y confianza en él.

Héctor Yunes Landa, me ha enseñado que cuando amas tu trabajo, no te cansa tu tarea, porque disfrutas la vida, te complaces con la genialidad del humor, que es el camino que te conduce a la felicidad, tiene la magia de tocar fibras sensibles que aumentan tú ánimo, tu capacidad de aprendizaje, fortaleciendo la creatividad y abriendo tu alma a recepcionar nuevas experiencias y formas más ricas de disfrutar la vida.

Por ello aprendiendo del humor del veracruzano, el Filósofo afirma:

“En México lo único serio… ¡ES LA LUCHA LIBRE!”

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