Opinión

El Filósofo de Güémez / Que dice la señora…

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“No busques cuentos con final feliz… busca ser feliz sin tanto cuento” Y es que el ser humano diariamente pone pretextos para eludir ejercer el derecho inalienable de ser feliz.

Y es que para ser feliz, es importante vivir con pasión, con una actitud mental positiva, viajar ligero de equipaje, eliminando emociones negativas y toxicas, que te estorban para levantar vuelo, entonces te darás cuenta que al reconciliarte con tu pasado, tu vida sana, agigantas tu presente y el espacio en donde te encuentres será el cielo en la tierra.

El camino a la felicidad es estrictamente personal, nadie puede andarlo por ti, has un repaso por tu mundo holístico, por tu vida bio-psico-social-espiritual, si algo esta desequilibrado armonízalo, ponlo en orden, dale buen uso a tu tiempo, recuerda que tu cuerpo es el reflejo de tus pensamientos, y tus pensamientos emanan de la energía de tu alma.

Aprende a armonizar tu trinidad, a coexistir, a ser cocreador de tu vida, a ser cocreador de tu existencia; no malgastes tu tiempo en odios o rencores, reconoce los éxitos ajenos, alégrate con ellos, eleva tu alma a otra frecuencia y contemplarás la maravilla de la creación, te encontrarás con la felicidad.

La felicidad no tiene caminos complicados, es muy sencilla, pero lo difícil es ser sencillo, los niños tienen la felicidad a flor de piel, poseen la capacidad de ser alquímicamente felices, porque perdonan fácilmente, son alegres por naturaleza, no le ponen peros a su camino, dan amor incondicional, son obedientes a las leyes de la vida, al valorar el racimo de pequeñas bendiciones que les ocurren todos los días.

HOY disfruta tu tarea, disfruta lo que haces, vive de tal manera que tu labor te conduzca al encuentro con la felicidad, ten la certeza de que el universo tiene una sorpresa para ti, ama y se amado, nada es más importante que aprender a vivir, que te encuentres contigo mismo y reconozcas que la felicidad viene, no se vende en ningún súper, emana de la armonía que hay en tu divinidad interior.

La felicidad es una actitud que llega a ti en el momento en que la llames, fluye de tu paz interior, es un proceso constante de transformación, es aprender a amarte y respetarte a ti mismo, es aprender a verte desde la óptica del amor.

La felicidad te ayuda a dominar tus emociones negativas, a aceptarte tal como eres, sabiendo que nadie puede dar lo que no tiene, es una muestra palpable de la ley del péndulo, entre más das felicidad a la gente de tu vida, más regresa a ti.

En el continuum del universo, en lo impredecible de la vida, esta es una sucesión de oportunidades para a pesar de la adversidad, seguir adelante, para que aprendas a gozar con alegría y amabilidad el milagro del nuevo amanecer, dándote tiempo para admirar las estrellas y reconocer que la felicidad no es tan compleja como muchos lo creen, se trata simplemente de dejar de sobrevivir y disponerte a vivir a plenitud.

Cuando encuentras el sentido de tu existencia, como por arte de magia llega la felicidad y con ella el sentido de pertenencia, que en la transitoriedad de la carnalidad, te enseña a dejar de quejarte, de criticar o hablar mal de los demás, es una manera tonta de romper tu armonía.

Solo tienes una vida, -sin camino de regreso- en ella la felicidad es el postre, que te ayuda a bien interpretar el papel que te corresponde, aprendiendo que nada llega por casualidad a ti, que “en todo lo malo, hay algo de bueno y en todo bueno… hay algo de malo”

Vive plenamente, con tu totalidad goza tu espacio, sirve con amor, diariamente ejercítate para sonreírle a la vida, elimina el mal genio y el desagradable sentido del humor, te alejan de la gente, sonríe, recuerda que “Sonreír, no es mostrar los dientes… es traslucir el alma”

Apropósito, en la cantina de un pueblo, un pela’o presumía su acendrado machismo, decía que en su casa sólo se escuchaba su voz y que a su vieja la tenía totalmente controlada; como muestra de lo anterior llamó a su casa diciéndole a la muchacha que les ayuda:

— ¡Ve y dile a la señora que para que vea que soy muy macho, ésta noche no voy a ir a dormir con ella!

La joven inmediatamente se dirigió a dar el mensaje, al regreso tomó el teléfono diciendo:

— Que dice la señora… ¿QUÉ DE PARTE DE QUIÉN?

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