Un gran árbol que se salvó, junto a cientos de ambulantes en los mercados temporales

Tampico Tamps.- Medio siglo de existencia tiene, por lo menos y de acuerdo con expertos de la dirección municipal de Ecología, el enorme árbol cuya frondosa copa sobresale por encima de la calle Héroe de Nacozari y atraviesa su espacio aéreo para conectar el área superior de la acera de enfrente con el predio que ocupan los mercados temporales de Tampico, en la zona más antigua del puerto.

El voluminoso flamboyán se halla en la parte frontal del sitio que provisionalmente aloja a los locatarios de los desaparecidos mercados Hidalgo, Juárez, Gastronómico y Las Tablitas, pero también a cientos de vendedores que, hasta antes de iniciado el proceso de reconstrucción de los viejos centros de abasto, ocupaban la vía pública, entendida ésta ya sea como banqueta o plena calle, ahí, en los alrededores de las manzanas donde estuvieron los dos complejos que formaban ambos pares de centros comerciales del pueblo.

Al árbol lo salvó una cosa: la política de cuidado ambiental y actitud socialmente responsable del gobierno municipal porteño, que lejos de derribarlo para dar cabida a los centenares de locatarios y otros tantos comerciantes que había en las calles, optó por ni siquiera dañarlo, haciendo más vistoso y atractivo ese lugar para los consumidores.

A los mercaderes informales, aquellos que no son concesionarios de mercado alguno, y ni siquiera subarrendatarios de los centros de abasto, sino que fueron incluidos por el ayuntamiento para no dejarlos fuera de los planes de modernización, les han garantizado ya su espacio en los nuevos mercados, y además también fueron beneficiados con la exención de pagos que por concepto de luz, agua, drenaje, gas y renta, hubieran tenido que hacer sin el citado subsidio.

Son doce los módulos adicionales que debieron construir las autoridades municipales a ambos lados de las antiguas bodegas ferroviarias para poder albergar precisamente a floristas, vendedores de comida, dueños de puestos semifijos y comerciantes ambulantes que no estaban incluidos en registro alguno del padrón de locatarios, porque no habían sido nunca oferentes de los mercados municipales.