A lo alto del frontispicio una enorme figura metálica en forma de águila que “desapareció”
(Ultima parte)
Tampico Tamps.- En el lugar donde está ahora el viejo palacio municipal de Tampico, la sede del DIF actualmente, vivió uno de los primeros pobladores de la ciudad y puerto, al que le tocó una esquina privilegiada en aquel reparto de tierras que hicieron los altamirenses llegados aquí para establecerse definitivamente como pioneros en el año de 1823, un doce de abril, como lo narra a REPORTE NORESTE el cronista local, Marco Antonio Flores: «Al designarse originalmente (los predios, con el trazo y deslinde), le fue dado a uno de los particulares que fueron precisamente los fundadores».
Según cuenta el propio historiador, el inmueble ha estado sufriendo modificaciones y arreglos múltiples desde que se le asignó el uso que en la actualidad tiene, que es el de la atención a las familias y núcleos vulnerables, de modo tal que, por ejemplo, al escudo de Tampico, que ostenta en lo alto de su fachada, le fueron agregadas las nutrias, y un águila de metal que coronaba justamente al mismo frontispicio fue retirada y cambiada por la de piedra que hoy se puede ver ahí.
«Se habla de que originalmente había una estructura, pero fue removida, y no se sabe exactamente de qué material era o si la destruyeron, pero en el año de 1995, durante el gobierno de Fernando Azcárraga, se contrató a una persona que realizó una figura algo más rígida y un poco más pequeña, para complementar al edificio en sus características, pero del águila (auténtica) sí te puedo decir que era igualita a la que se encuentra encima del monumento a los fundadores (columna situada frente al lado sur de la Plaza de la Libertad), la que llamamos ‘El Aguilita’… era exactamente así, y si consideramos el año, una del 23 y otra del 25, yo llego hasta a sospechar que fuera del mismo autor», explica.
Y añade que el águila escultórica colocada a lo alto de la columnata ya referida no es de bronce, sino de otro material, por lo que no se puede afirmar que la otra fuera de dicho metal, así como también se ignora el destino final que tuvo luego de que la removieron del histórico palacete, donde a pesar de todo se ha intentado reflejar, mediante restauraciones recientes, el esplendoroso pasado que tuvo.
«Mudo testigo» de históricos acontecimientos que envolvieron al centro de Tampico, tales como la gran inundación del año 1955, cuando acababa de cumplir tres décadas exactas, y la primera manifestación estudiantil de 1967, antecedente de las protestas ocurridas doce meses después en la UNAM, y reprimida por inspectores policiales y agentes del servicio secreto que operaban precisamente en el antiguo palacio municipal, este todavía bonito y funcional inmueble, además de emblemático, aporta su dosis de orgullo para los que aquí nacieron y quieren a este municipio: «Es un bello edificio, aunque pequeño, de mucha relevancia para la historia de la ciudad», como lo dice Marco Flores.