Pasaron del divisionismo a ser rémoras de la política que se adhieren a otros partidos porque con las deserciones se estaban quedando sin militancia. El PRD enfrenta una crisis interna que se ha venido agravando desde hace varios años, la salida de Andrés Manuel López Obrador provocó que las y los militantes abandonaran el barco y ese efecto se repitió en estados y municipios.
La solicitud, que hizo el secretario de derechos humanos del Comité Ejecutivo Estatal del PRD, José Alfredo Castro Olguín, al pedir la cabeza del presidente estatal, Alberto Sánchez Neri es un intento desesperado, que refleja la situación en la que se encuentra el Partido de la Revolución Democrática en Tamaulipas.
Las causas para pedir que alguien más se haga cargo del PRD en el estado son diversas como: el descuido en el que ha incurrido Sánchez Neri al no convocar a reuniones del Consejo Estatal para discutir propuestas políticas, la ausencia de programas de acción y de agenda legislativa, la falta de transparencia en sus recursos, pero lo que más daño le ha hecho al perredismo de Tamaulipas, es la postura de sus representantes en los ayuntamientos como en el caso de Nuevo Laredo, donde el dirigente de dicho partido funge como conductor del diputado perredista, Jorge Valdéz, personaje que ha incurrido en lo que señala el secretario de derechos humanos del Comité Ejecutivo Estatal del PRD y se llama “entreguismo”, ese que no deja margen para la democracia, ni respeto a la militancia.
Jorge Valdez es incondicional del acalde, Carlos Canturosas, ambos presumen la amistad que mantienen desde la infancia, pero han prostituido tanto al PRD, que incluso hacen planes utilizar a dicho partido y lanzar al empecinado alcalde a la gubernatura.
El líder moral del PRD, Rafael Orozco, recuerda que cuando fue candidato en 1994 para la diputación federal obtuvo 14 mil votos y en 1997 cuando, Carlos Fernando Salinas, buscó también la diputación federal obtuvo 17 mil votos mientras que el pasado 7 de junio de 2015 el candidato perredista, para el mismo cargo, logró poco más de mil votos.
El recuento de Rafael Orozco, es la evidencia de lo mal que anda el perredismo en Tamaulipas y donde la militancia en Nuevo Laredo pasó de 4 mil a 2 mil sin tener un padrón confiable. El PRD no sabe exactamente cuantas personas militan en sus filas, así que esos dos mil son cifras alegres.
El perredismo necesita a una o un verdadero Líder que no se deje corromper, que no se prostituya, que no se conforme con ser una rémora adherida a otros partidos por temor a desaparecer.
A Tamaulipas le hace falta una verdadera izquierda no un partido ambidextro, con líderes sin moral ni ética.