@dect1608
La violencia en Tamaulipas repuntó con el inicio del período vacacional de verano. Este viernes un comando armado acribilló a un policía federal en la carretera Victoria-Matamoros en el tramo del municipio de San Fernando, aquel que atrajo la atención del mundo cuando se descubrieron las fosas clandestinas de cientos de cuerpos apilados como naipes derribados.
No quisiéramos que este panorama sangriento impere en las carreteras de la entidad; ya el año pasado el rapto, violación y asesinato de una niña regiomontana en la playa de Miramar, empaño el ambiente de fiesta en la costa tamaulipeca; ahora el policía que murió en cumplimiento de su deber, como siempre para la autoridad no tiene nombre, ni apellido pero se convirtió en una cifra más de la guerra desatada por Calderón, esposo de doña Margarita Zavala (por aquello de que los mexicanos tenemos la memoria corta).
Ha llegado la temporada del año en la que cientos de miles de mexicanos y extranjeros llegan a Tamaulipas para disfrutar de familiares, amigos y destinos turísticos; pero los civiles armados han encendido de nueva cuenta los focos de alerta que aparentemente habían cambiado al color ámbar. Lástima nos mantenemos en alerta máxima.
Unas semanas antes de iniciadas las vacaciones de verano, un niño menor de diez años murió luego de recibir un balazo en la cabeza cuando en la ciudad de Matamoros, hombres armados atacaron un convoy militar, una bala perdida impactó al menor y este luego de tres días se fue para no volver.
Nadie puede negar que las cosas habían cambiado en Tamaulipas, tampoco hay quien se anime a decir que todo está a la perfección, la violencia está presente, el descansito veraniego quiere ser aprovechado por todos.
Por lo pronto ya comenzaron a llegar los amigos y familiares de visita, ya sonaron los grupos norteños, de rock y banda en las casas del sur de Tamaulipas para dar la bienvenida a sus seres queridos, ahora solo queda seguir avanzando y disfrutar de Miramar, un paraíso de sol, arena y mar.