Opinión

El IMSS en bancarrota pero no se privatiza

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@dect1608

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha sido desahuciado y se prevé pierda la vida para el 2016. Su deterioro económico lo llevó a la quiebra y todo indica que no podrá ser dado de alta para beneficio de los derechohabientes quienes lo menospreciaron desde su creación en 1943.

Al servicio de salud tripartita de México (empleado, patrón y gobierno) le llegó el momento del cambio y la transformación, técnicamente no hay nada que hacerle, su “milagro” pareciera que es someterse a un tratamiento europeo en donde los derechohabientes, deberán desembolsar enormes cantidades de dinero para recibir atención de enfermedades crónico degenerativas como: hipertensión, diabetes, cáncer, lupus, artritis reumatoide y otras; algo así como el sistema español en donde el ciudadano debe contratar su seguro de gastos médicos o bien pagar individualmente de acuerdo la atención medica privada que vaya necesitando, ya que el tratamiento de estos padecimientos, no serán financiadas por “papá gobierno” que durante más de 70 años, nos enseñó a malgastar en medicamentos, tratamientos y equipo médico; cuando en otros países, las inversiones del sistema de salud se enfocan en programas de prevención e investigaciones médicas, todo lo contrario a lo que sucede en nuestro país.

Desde hace 72 años que fue creado el IMSS, los derechohabientes se preocuparon por no cumplir con sus citas, mucho menos llevar a cabalidad el tratamiento médico y ni por error en prevenir enfermedades, sino todo lo contrario, tanto individuos como gobierno, nunca se inquietaron por disminuir la morbimortalidad que le salió carísimo al IMSS, como al resto de las instituciones médicas gubernamentales; actos y vicios en la vida del mexicano que hoy lo tienen a un “trist” de ver morir este sistema, para ver el nacimiento al nuevo régimen en el que los que menos tienen, serán o seremos los que vamos a padecer nuestra propia irresponsabilidad ya que el cambio es inminente y el panorama es caótico.

La obesidad y desnutrición son las “mamás” de todas las enfermedades, padecimientos que pudieron haberse prevenido e impedir la llegada de más complicaciones en nuestro organismo; no tenemos cultura de salud, los pacientes exigen todo sin querer curarse en verdad, pues no acatan las instrucciones de los médicos y no queda otro camino.

Una joven doctora, especialista en oncología que durante su preparación estuvo de intercambio en España, allá por el sexenio de Thomas Yarrington Ruvalcaba (ex gobernador tamaulipeco que la beco para que fuera una mejor profesionista) refiere que el mexicano invierte en su belleza hasta un mil 500 pesos por un tratamiento capilar y no así en una asistencia médica; le es más fácil esperar hasta dos horas para que su estilista los pase a la silla, pero no puede esperar que el medico consulte por más de diez minutos al que está un turno adelante, pues ya les están tumbando la puerta; a los nacionales, les es más rico alimentarse con galletas, refrescos y sabritas, que consumir una fruta saludable; factores que a la larga nos tienen con enfermedades que nos llevan a la muerte, pero mientras nos llega el final, son  males que son y han sido costeados por el IMSS que esta desahuciado.

No es que Peña, sea el malo de la película, simplemente le toco hacer este cambio, y a nosotros esperar que no se cumpla, pero debemos aceptar que somos los mismos mexicanos los que estamos acabando con este sistema bondadoso… en otra ocasión platicaremos de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social que se encargan de robar medicamento y equipo médico, otro claro ejemplo de que somos los más beneficiados los encargados de matar lentamente el sistema de salud público de México.

 

 

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